El Gobierno de Estados Unidos se mostró «muy preocupado» por el anuncio de Israel de que construirá 300 viviendas en el asentamiento judío de Bet-El, en Cisjordania, y puso en duda el compromiso israelí con una solución negociada al conflicto con los palestinos.
En un comunicado, el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, dijo que la expansión de los asentamientos israelíes «amenaza» la fórmula de dos Estados y «pone en cuestión el compromiso" de Israel con una solución negociada al conflicto.
«Estados Unidos sigue viendo los asentamientos como ilegítimos y nos oponemos con fuerza a los pasos que vayan en la dirección de avanzar en la construcción en Cisjordania y Jerusalén Este. Urgimos al Gobierno de Israel a que se abstenga de acciones que no ayudan y posiblemente minan la posibilidad de una solución de dos Estados», indicó.
También la ONU y la Unión Europea (UE) urgieron al Ejecutivo israelí a que dé marcha atrás en su decisión de levantar nuevos asentamientos judíos en Cisjordania.
«Instamos al Gobierno de Israel a revertir urgentemente sus recientes decisiones y a poner fin a la expansión de asentamientos», instó el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).
El bloque comunitario considera que esta expansión pondría en riesgo la aplicación práctica de la solución de dos Estados y espera que el Gobierno israelí demuestre su compromiso «no sólo con palabras, sino también a través de sus acciones».
«Los asentamientos son ilegales según el derecho internacional», recordó el SEAE, que incidió en que «la UE reitera su firme compromiso de velar por el cumplimiento del derecho internacional, como piedra angular de la paz y la seguridad».
«La UE se opone firmemente a la política y las medidas adoptadas en este contexto, como la construcción del muro de separación, demoliciones, confiscaciones, desahucios, traslados forzosos, puestos de avanzada ilegales, así como la violencia y las restricciones de circulación y acceso», agregó.
Por su parte, Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, condenó firmemente la intención del primer ministro hebreo, Binyamín Netanyahu, de construir nuevos asentamientos y llamó al mandatario a revocar su decisión.
Israel aprobó la construcción de 300 viviendas en Bet- El el mismo día en que demolió dos edificios en la misma colonia en cumplimiento de una orden judicial.
Decenas de colonos judíos manifestaron en los últimos días en ese asentamiento para protestar contra las demoliciones, ordenadas en una sentencia dictada por el Tribunal Supremo israelí.
Se trata de inmuebles parcialmente construidos en tierras privadas palestinas, consideradas por la justicia israelí ilegales.
La oficina de Netanyahu precisó que la autorización es una promesa del Gobierno desde hace tres años, tras la destrucción de cuatro viviendas en el barrio de Ulpana en Bet-El, donde los colonos habían construido sin autorización.
La Corte Suprema rechazó la petición para que no se derribasen las casas construidas ilegalmente.
Desde la noche del lunes se están produciendo enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad israelíes y los colonos, que querían evitar el derribo.
La policía empleó cañones de agua para dispersarlos. Varias personas resultaron heridas en los enfrentamientos y también hubo arrestos. No obstante, el Ejército israelí comenzó con el derribo de las viviendas.
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