El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, consiguió el trigésimo cuarto (34) voto en el Senado necesario para sustentar un veto contra cualquier resolución que intente desaprobar un acuerdo nuclear con Irán en el Congreso.
La senadora demócrata Barbara Mikulski anunció su respaldo, convirtiéndose en la trigésimo segunda (32) legisladora de su partido que apoya - junto a dos independientes - el acuerdo anunciado el 14 de julio entre Irán y las seis potencias mundiales, que aliviará las sanciones a Teherán a cambio de una reducción de su programa nuclear.
El próximo objetivo de Obama será intentar reunir al menos 41 votos en el Senado para usar otra instancia para bloquear una resolución de desaprobación en esa cámara del Congreso, lo que evitaría que tenga que recurrir a su poder de veto.
«Ningún acuerdo es perfecto, sobre todo si es negociado con el régimen iraní. Llegué a la conclusión de que este Plan de Acción Integral Conjunto es la mejor opción disponible para evitar que Irán tenga una bomba nuclear», aseguró Mikulski.
«Por estas razones, votaré a favor de este acuerdo», agregó.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, habló sobre el acuerdo en Filadelfia, argumentando que sus beneficios superan a cualquier inconveniente.
En su alocución, Kerry defendió las ventajas de la firma del documento con Irán reseñando que este acuerdo «hará que Estados Unidos, Israel, los estados del Golfo y el mundo sean más seguros».
Dentro de su campaña para ganar un mayor apoyo, Kerry envió una carta a todos los miembros del Congreso enfatizando el compromiso de seguridad de Estados Unidos con Israel y los países en el Golfo Pérsico en vistas del acuerdo nuclear. Pero es difícil que consiga convencer a los más críticos con este paso diplomático.
Los legisladores estadounidenses tienen hasta el 17 de septiembre para votar sobre una resolución de desaprobación, que debilitaría el pacto internacional al eliminar la capacidad de Obama de levantar temporalmente muchas sanciones contra Irán.
El Senado y la Cámara de Representantes tienen previsto retomar el asunto en cuando reanuden sus sesiones el 8 de septiembre, tras el receso de agosto.
Con los republicanos virtualmente unidos en la oposición, los demócratas pasaron el verano buscando apoyo para un acuerdo considerado como un potencial legado de Obama en política exterior.
El primer objetivo de los defensores del acuerdo era reunir los votos suficientes en el Senado o en la Cámara para sustentar el veto de Obama a una resolución de desaprobación.
Los republicanos tienen mayoría en ambas cámaras y es probable que aprueben una resolución de desaprobación. Los opositores deben obtener mayorías de dos tercios en ambas cámaras - 34 en el Senado o 146 en la Cámara de Representantes - para superar el veto prometido por Obama.
Uno de los más activos contra los pasos dados por la administración Obama es Marco Rubio. El candidato a la nominación republicana para 2016 reaccionó en su cuenta de Twitter y anunció que «cuando sea presidente, no sólo retiraré el peligroso acuerdo con Irán, sino que además incrementaré la sanciones».
En un discurso pronunciado a principios de agosto, Obama llegó a advertir a los republicanos que el posible rechazo por parte del Congreso sólo «deja una opción: otra guerra en Oriente Medio».
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