La envergadura económica del Estado Islámico (EI) indica que la organización yihadista elaboró meticulosamente su plan de expansión antes de iniciar la agresiva campaña de ocupar territorios.
De mientras, Occidente no puede hacer nada para debilitar el sistema financiero del grupo terrorista, aseguran medios internacionales.
La coalición internacional liderada por Estados Unidos lleva más de un año bombardeando al EI en Irak y Siria, pero no lo consiguieron debilitar en absoluto.
Al contrario, el grupo terrorista se fortaleció capturando cada vez más territorio y con ello todos sus bienes y recursos gracias a los que mantiene un impresionante nivel de ingresos para su economía, informó el diario israelí «The Marker».
Por ejemplo, el EI continúa vendiendo petróleo a 26 dólares el barril, pero también expende gas.
Además, el grupo extremista percibe un 2,5% del impuesto a la renta sobre los ingresos de las empresas locales y aranceles al transporte de carga que pasa por sus dominios.
Asimismo, como cualquier otro Estado, el EI acuña sus propias monedas que circulan «legalmente» por los territorios ocupados y la población puede cambiar dinares iraquíes o incluso dólares por la moneda del califato.
También creó en la ciudad de Mosul su propio Banco Central, que emite préstamos para diferentes propósitos.
El EI controla los principales depósitos de cereales y firmó acuerdos con productores agrícolas para la compra de sus cosechas, garantizando así la preservación de su estatus como el principal proveedor de alimentos en su territorio sin depender de suministros externos.
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