El Departamento de Estado norteamericano condenó ataques contra varios hospitales en el norte de Siria y expresó dudas sobre la voluntad de Rusia para contribuir al cese de las hostilidades en el país árabe.
El portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, expresó la condena de Estados Unidos a los bombardeos efectuados contra «objetivos civiles inocentes», entre los que se incluye un hospital infantil y de maternidad en Azaz y un hospital respaldado por Médicos Sin Fronteras (MSF), ambos en el norte de Siria.
Los ataques, perpetrados supuestamente por miembros gubernamentales, «levantan dudas sobre la voluntad o habilidad de Siria para ayudar a parar la brutalidad del régimen de Bashar al-Assad contra su propia gente», indicó el portavoz de la diplomacia estadounidense.
Kirby apuntó como responsable de estos últimos bombardeos a Assad y sus aliados, quienes perpetraron «ataques sin causa y sin suficiente consideración de las obligaciones internacionales para proteger vidas inocentes», pues atacar hospitales en guerra viola la ley internacional humanitaria.
Para Estados Unidos, esta ofensiva «va en contra» de las llamadas unánimes por el fin de la violencia formuladas por Grupo Internacional de Apoyo a Siria, integrado entre otros por Estados Unidos y Rusia y que en la Conferencia de Seguridad de Múnich acordó lograr en una semana el «cese de las hostilidades» en Siria.
«Llamamos de nuevo a todas las partes a cesar los ataques contra civiles y a dar inmediatamente pasos para garantizar el acceso de ayuda humanitaria y el cese de hostilidades que tanto necesita el pueblo sirio», agregó Kirby.
La organización Médicos Sin Fronteras confirmó que al menos siete personas fallecieron y otras ocho permanecen desaparecidas, aunque «presumiblemente muertas», por el bombardeo contra el hospital al que respalda en el norte de Siria.
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