El ministro de Defensa de Irán, Hossein Dehgan, recibió en Rusia el primer sistema con misiles antiaéreos S-300, contrato muy criticado por Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita.
Dehgan se desplazó al puerto de Astraján, en la desembocadura del río Volga en el mar Caspio, para presidir la ceremonia de entrega de la primera partida de armamento.
Según medios locales, el S-300 será transportado en barco a través del mar Caspio hasta territorio iraní.
Fuentes del Estado Mayor del Ejército iraní confirmaron que Teherán recibirá los misiles.
En respuesta a los recelos de algunos países, el presidente ruso, Vladímir Putin, insistió en que se trata de un armamento defensivo y que Moscú está dispuesto a proporcionárselo a cualquier país de Oriente Medio.
Putin levantó a mediados de abril de 2015 el veto presidencial al contrato después de que Irán y las grandes potencias alcanzaran poco antes un principio de acuerdo sobre el controvertido programa nuclear iraní.
Los S-300, análogos a los Patriot norteamericanos, permitirán a Irán hacer frente a una eventual invasión o ataque aéreo masivo israelí o estadounidense con cazas de la clase Stealth, helicópteros, bombarderos y misiles balísticos, según expertos.
Israel teme que esas baterías, que tienen un alcance de hasta 200 kilómetros, permitan a Irán contar en breve con un invulnerable escudo antimisiles para defender sus infraestructuras vitales ante un posible ataque exterior.
El anterior contrato suscrito en 2007 para la venta de 40 baterías con cohetes tierra-aire fue suspendido voluntariamente por Rusia en 2010 tras las sanciones impuestas por la ONU contra la República Islámica.
Israel siempre se mostró contrario al suministro de armamento ruso a Teherán, como en 2005, cuando Irán compró los también sistemas antiaéreos rusos Tor M-1.
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