El proyecto de instaurar un servicio militar o civil obligatorio para judíos ultraortodoxos y árabes israelíes, hasta ahora eximidos, divide amenaza con provocar una crisis en la coalición gubernamental del primer ministro israelí Binyamín Netanyahu.
Una comisión parlamentaria dirigida por el diputado centrista Yohanán Plesner presentará ante la Knéset sus recomendaciones para reemplazar la «Ley Tal», que en la práctica exime del servicio militar a judíos ultraortodoxos y a la minoría árabe.
En febrero pasado, la Corte Suprema desencadenó una polémica al considerar que la «Ley Tal», votada en el 2002, era anticonstitucional y que sería considerada caduca a partir del 1 de agosto.
A Netanyahu le queda poco tiempo para resolver este problema - uno de los más delicados del momento - para permitir que la Knéset legisle antes de fines de julio.
En Israel, el servicio militar obligatorio es de tres años para los hombres y de dos para las mujeres. Hasta los 40 años, los hombres pueden ser llamados por las fuerzas armadas para períodos de reserva que generalmente llegan a ser de un mes por año.
Según los medios de comunicación, la comisión Plesner podría recomendar que se fije para cada clase de conscriptos una cuota de 1.500 ultraortodoxos que quedarían excentos del servicio militar para poder dedicarse al estudio de la Torá.
Sin embargo, la comisión podría preconizar una penalización fiscal o financiera a quienes se sustrajeran a sus obligaciones militares.
La comisión Plesner sugiere que se continúe eximiendo del ejército a los jóvenes árabes israelíes y, en un plazo de cuatro años, llevar hasta 6.000 el número de ellos que hacen el servicio civil nacional, en comparación a los 1.000 que lo cumplen actualmente.
Los árabes israelíes son descendientes de unos 160.000 palestinos que permanecieron en sus tierras después de la creación de Israel en 1948 y representan el 20% de la población del Estado hebreo.
De las minorías que viven en Israel, sólo drusos y beduinos cumplen con el servicio militar.
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