A apenas dos días de las elecciones legislativas israelíes, Likud Beiteinu, la lista del primer ministro Binyamín Netanyahu, trata de recuperar el masivo voto conservador que le araña la formación ultraderechista Habait Haiehudí, tercera fuerza política, según las encuestas.
Los últimos sondeos, publicados el viernes son motivo de preocupación en Likud Beiteinu, la alianza del Likud, el partido de Netanyahu, e Israel Beiteinu, la formación ultranacionalista del ex canciller, Avigdor Liberman.
Dicha unión llega a la recta final de los comicios aún como la más votada, pero con su menor previsión de diputados de toda la campaña - 32, diez menos de lo que obtuvieron ambas formaciones por separado en 2009 - y menor brecha entre su bloque - derecha, ultraderecha y ultraortodoxos -, que suma 63-64 escaños, y el resto de partidos, 56-57.
En un acto en la ciudad de Beer Sheva, Liberman reiteró que obtendrán 40 diputados, pese al trasvase continuado de votos hacia Habait Haiehudí, asentado en 14 diputados.
«Digo también que estamos hablando de 40 escaños. No estoy seguro de que todos esos sondeos representen la realidad. Las diferencias entre ellos son demasiado grandes. De verdad será interesante ver cuánto se acercan a la realidad las previsiones», declaró Liberman.
Entretanto, la nueva líder del Partido Laborista, Shelly Yachimovich, intenta dar nuevo impulso al partido histórico de la izquierda israelí centrando su campaña electoral en el descontento por la situación socioeconómica.
Así, el laborismo, que cuenta actualmente con 8 bancas en el Parlamento, podría obtener 17 en las elecciones del 22 de enero.
Si bien se mantiene lejos de la posición hegemónica de las tres primeras décadas posteriores a la creación del Estado de Israel, en 1948, volvería a convertirse en la segunda fuerza parlamentaria del país.
Yachimovich, quien se opone a la política ultraliberal de Netanyahu, se presenta como una defensora de la clase media. Propone, entre otras cosas, aumentar los impuestos de quienes tienen mayores ingresos y mejorar los servicios públicos.
También descarta participar en un gobierno de unión nacional dirigido por Netanyahu.
El ministro de Medio Ambiente, Gilad Erdán, aseguró a la radio pública del país que el descenso en las encuestas se debe a que falta movilización en la base electoral del Likud porque da por sentada la victoria de Netanyahu.
Ante esta situación, Netanyahu, que apenas concedió entrevistas a los medios israelíes durante sus cuatro años de mandato, las multiplicó este fin de semana, con dos mensajes claros: su fuerza es la derecha fuerte, pro-asentamientos y responsible, y la división del voto en la derecha puede acabar llevando a la izquierda al poder.
«La pregunta no es si ganaremos las elecciones, sino si hay manos firmes al volante. Cuando hay demasiadas manos al volante, el coche vuelca», señaló Netanyahu en una entrevista con el Canal 2 de la televisión local.
El mandatario advirtió del «error histórico letal que supondría dividir el voto de derecha, tal como sucedió en los comicios de 1992 y de 1999, en que ganó la izquierda».
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