El líder de la segunda fuerza política en Israel tras las elecciones del pasado martes, Yair Lapid, podría ser el próximo ministro de Exteriores, informaron medios locales.
«El ministerio de Exteriores no está legalmente registrado a mi nombre», ironizó el ex ministro Avigdor Liberman, que recordó a la radio militar israelí, «Galei Tzáhal», su intención de recuperar el cargo del que dimitió hace un mes al ser imputado por fraude y abuso de confianza.
Fuentes del partido Likud citadas por la radio pública israelí reconocieron que Lapid recibirá la cartera que prefiera de entre las de Exteriores y Finanzas a cambio del apoyo de sus 19 diputados, la gran sorpresa de los comicios.
Liberman, número dos de la candidatura Likud Beiteinu del primer ministro Binyamín Netanyahu, había declarado sobre la cartera que obtendría Lapid a cambio de su previsible entrada en el Gobierno que lo «natural» era que fuese la de Finanzas.
Por suparte, Lapid desactivó la propuesta de la líder laborista, Shelly Yachimovich de cambiar al primer ministro aprovechando el empate a 60 diputados entre el bloque de derecha y partidos ultraortodoxos y el que engloba a las formaciones de centro, izquierda y árabes, y dijo que no usaría su fuerza parlamentaria para sustituir a Netanyahu.
Mientras se negocian las coaliciones, los medios especulan con un Gobierno sin partidos ultraortodoxos formado al menos por Likud Beiteinu, Yesh Atid, el partido de Lapid, y el ultraderechista nacionalista religioso Habait Haiehudí, que sumarían 61 diputados.
No obstante, un diputado del Likud señaló a la edición del diario «Maariv» que la formación ultraortodoxa sefardí Shas, con 11 escaños, «entrará a cualquier precio» en el próximo Ejecutivo de coalición.
Tras el recuento definitivo de las denominadas «papeletas azules» - diplomáticos, soldados, marinos, reclusos y hospitalizados -, Habait Haiehudí obtuvo un diputado más y llegó a 12, mientras que la lista unida árabe, Ram-Taal, perdió un escaño y se quedará con cuatro.
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