«Desgraciadamente, la ingenuidad de Estados Unidos batió todos los récords. Cualquier tipo de colaboración con Hamás, que mata a mujeres y niños, es inaceptable», afirmó el ministro israelí de Comunicaciones, Gilad Erdán.

«No entiendo el mensaje norteamericano», lamentó el titular de Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz, calificando de «hipócrita» la política de Estado Unidos.

Israel, aislado y responsabilizado por Washington del fracaso de las negociaciones con la Autoridad Palestina (AP), se considera «traicionado» por la decisión de la diplomacia estadounidense de reconocer al nuevo Gobierno de unidad nacional apoyado por Hamás.

Este Ejecutivo de unión también fue acogido favorablemente por la ONU, la Unión Europea (UE) y Rusia.

Tras este nuevo episodio de crisis de confianza entre Israel y Estados Unidos, varios ministros hebreos arremetieron contra la administración del presidente Obama tras el anuncio de su intención de «trabajar» con el Gobierno de unión de la AP.

«No se puede presentar en privado a este Gobierno como un Gobierno de Hamás y luego calificarlo públicamente de Gobierno de tecnócratas. Es un Gobierno de Hamás, un Gobierno terrorista», señaló Steinitz, cercano al primer ministro, Binyamín Netanyahu, en declaraciones a la radio miliar Galei Tzáhal.

El Departamento de Estado norteamericano se comprometió a colaborar con el nuevo Ejecutivo y a mantener la ayuda a la AP, clave para su supervivencia, subrayando que no tiene «ningún miembro de Hamás».

Israel considera a Hamás una organización terrorista que no reconoce al Estado hebreo y llama públicamente a su destrucción.

El objetivo del nuevo Ejecutivo de transición de la AP, formado por independientes y tecnócratas, es preparar elecciones legislativas y presidenciales antes de que acabe el año.

Por su parte, la ONU dio la bienvenida al nuevo Gobierno e informó que brindará todo su apoyo para la reconciliación entre Al Fatah y Hamás.
Stephane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, destacó que «la ONU subrayó siempre la necesidad de avanzar hacia la unidad palestina».

Asimismo, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, saludó la constitución de un Gobierno palestino «de consenso nacional» que constituye «una etapa importante en el proceso interno de reconciliación».

Según el analista político israelí, Chico Menashé, «Netanyahu se siente traicionado y engañado por Estados Unidos».

El primer ministro aseguró incluso haber recibido garantías del secretario de Estado, John Kerry, de que Washington no reconocería inmediatamente al Gobierno de la AP.

«Efectivamente no lo reconoció inmediatamente, sólo necesitó cinco horas», dijo Menashé irónicamente.

En el periódico «Israel Hayom», de la línea del primer ministro, Erdán calificó el reconocimiento norteamericano como «una puñalada en la espalda de Netanyahu». Según los articulistas del periódico, la reconciliación entre los palestinos es un «éxito significativo» y supone un nuevo obstáculo entre Israel y Estados Unidos.

Las relaciones bilaterales con Washington, vitales para Israel, se deterioraron desde el fracaso de las tratativas con la AP impulsadas por John Kerry, que éste atribuyó a política israeí de colonización en Cisjordania.

Tampoco gustaron en Estados Unidos los ataques personales contra Kerry por parte de dirigentes israelíes, entre ellos el ministro de Defensa Moshé Yaalón.

«Ahora hay que pasar a la ofensiva», declaró el ministro de Economía Naftali Bennett, líder del partido ultranacionalista religioso Habait Haiehudí, que llamó a anexar el territorio de Gush Etzión en Cisjordania.

Según informó la radio pública israelí, a pesar de las declaraciones de los ministros, el Gobierno hebreo no tiene previsto de momento ninguna medida de represalia contra la AP.

Esta nueva crisis con Washington pone en una situación difícil a Netanyahu, que quiere evitar a toda costa que Irán y el Grupo 5+1 alcancen un acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán antes de la fecha límite del 20 de julio.

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