El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, afirmó que «Israel seguirá construyendo en Jerusalén y en todo lugar del mapa de los intereses estratégicos del Estado», un anuncio que fue recibido con preocupación por parte de la gran mayoría de líderes de la comunidad internacional.
Netanyahu destacó que la acción «unilateral de la Autoridad Palestina en la ONU es una imprudente violación de los acuerdos firmados», según reportó el diario local «Yediot Aharonot».
«No se establecerá un Estado palestino sin un relativo acuerdo sobre la seguridad de los ciudadanos israelíes ni antes de que la Autoridad Palestina reconozca a Israel como Estado del pueblo judío y declare el fin del conflicto», detalló Netanyahu.
Las reacciones no tardaron en llegar. La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, pidió a Israel desde Bruselas que retroceda en sus planes de construir 3.000 nuevas viviendas, pues representan un «obstáculo para la paz».
«La Unión Europea afirmó repetidamente que la expansión de los asentamientos es ilegal según el derecho internacional», advirtió Ashton.
La funcionaria europea pidió al gobierno de Israel que «muestre su compromiso con una reanudación de las negociaciones con los palestinos dejando de lado este proyecto de construcciones».
«La decisión de acelerar la construcción de asentamientos es otra prueba de que el gobierno de Israel no está interesado en la paz, dijo Fahmi Al-Zaarer, alto dirigente de Al Fatah.
Al-Zaarer, vicepresidente del consejo de ministros de Al Fatah, el partido del presidente palestino Mahmud Abbás, dijo que la decisión de Israel no hace mella en la resolución de la ONU ni debilita la postura palestina.
«El aumento de los asentamientos ilegales en los territorios palestinos ocupados y en Jerusalén Oriental es la prueba de que la paz es sólo un eslogan para Israel, de modo de ganar tiempo para confiscar otras tierras», agregó.
El representante de la OLP para los Asuntos de Jerusalén, Ahmad Qurai (Abu Alá), señaló que la decisión israelí de construir una zona de unión entre Jerusalén Oriental y los asentamientos de Cisjordania es un «desafío a la opinión mundial».
Qurai añadió que el proyecto anunciado de la construcción de 3.000 viviendas en la llamada zona E1 tendría como efecto «cerrar Jerusalén Oriental, que los palestinos reclaman como capital de su futuro Estado independiente».
La resolución aprobada por la ONU fue rechazada por el gobierno israelí, el cual se reunió en Jerusalén. El ejecutivo comunicó que «el pueblo judío tiene un natural, histórico y legal derecho en relación a su tierra natal y a Jerusalén como su capital».
«La resolución de la ONU no servirá como base para futuras negociaciones ni proporciona un camino para una solución pacífica», advirtió la nota oficial israelí.
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