El ministro de Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, no descartó que Ánkara intervenga militarmente en Siria si peligra la seguridad nacional y fracasa la cobertura diplomática de la comunidad internacional. El Ejército de Siria perpetró ataques esta semana contra refugiados sirios cerca de la frontera con Turquía, lo que desató las alarmas en el Gobierno turco.
En conversación con los líderes del G-8, Davutoglu afirmó que transmitió su preocupación, ya que tales hechos «trascendieron el límite de lo humanitario y constituyen riesgos de seguridad para Turquía», ante lo cual señaló que Ánkara se reservará «su derecho de tomar las medidas de prevención necesarias en caso de que el apoyo de la comunidad internacional a Turquía fracase».
«Si la seguridad de Turquía es una preocupación, toda opción permanecerá sobre la mesa», sostuvo Davutoglu, en alusión a las posibles incursiones de guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) a través de la frontera con Siria gracias al apoyo del régimen. Fuentes del Gobierno turco aseguraron que dicha colaboración entre el PKK y Damasco es muy estrecha debido al viraje político emprendido por Ánkara para con Siria por la represión.
Por otra parte, Davutoglu reconoció este viernes que el Gobierno sirio cesó el uso de armas pesadas contra la población desde la entrada en vigor de la tregua entre las fuerzas del régimen y de la oposición, pero negó que la violencia y los asesinatos hayan finalizado. En concreto, admitió que «existe un descenso de la violencia», no bien rechaza que «el régimen sirio esté cumpliendo totalmente el plan de paz» del mediador para Siria de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Kofi Annan. «Hay carros de combate y armas pesadas aún en algunas localidades, lo que supone una amenaza para los civiles», argumentó Davutoglu.
«El régimen sirio teme tener su propio Tahrir», indicó el titular de Exteriores turco, en alusión al epicentro de las masivas manifestaciones en El Cairo que terminaron derrocando al otrora presidente egipcio, Hosni Mubarak.
En vistas al posible éxito del plan de pacificación de Annan, Davutoglu apeló por la cautela y aseveró que bien podría suponer una sólida base de cara al futuro, nunca el final del conflicto.
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