El presidente del Tribunal Constitucional de Egipto, Adli Mansur, prestó juramento al cargo de presidente interino de Egipto en cumplimiento de la «Hoja de Rutas» impuesta por el Ejército tras derrocar a Mohamed Mursi mediante un golpe de Estado.
En su discurso de investidura, Mansur afirmó que tiende su brazo a los Hermanos Musulmanes y les invitó a tormar parte en «la construcción de la nación».
«El grupo de los Hermanos Musulmanes forma parte de este pueblo y está invitado a participar en la construcción de la nación, de la que nadie debe quedar excluido», recalcó.
Mansur señaló que la celebración de elecciones parlamentarias es «la única vía para alcanzar un futuro más libre y democrático».
«Recibo con mucho orgullo y agradecimiento la orden de asumir el cargo durante el periodo presidencial, una orden procedente del gran Ejército de Egipto», declaró Mansur en la ceremonia celebrada en la sede del Tribunal Constitucional de El Cairo.
El nuevo presidente, que juró proteger el régimen republicano, respetar la Constitución y el imperio de la ley y velar por los intereses del pueblo», expresó su esperanza de que los manifestantes sigan enarbolando la bandera de la revolución, aunque advirtió que «las elecciones parlamentarias son la única vía para alcanzar un futuro más libre y democrático».
Mansur elogió «a la juventud y a las Fuerzas Armadas, que son la conciencia de la nación y la garantía de su seguridad», así como al poder judicial «libre e independiente» y a los medios de comunicación nacionales.
Otro de los cambios que se produjeron en Egipto como consecuencia del golpe de Estado fue la reinstalación del ex fiscal general egipcio, Abdel Megid Mahmud, que ocupó el cargo durante el Gobierno del ex presidente Hosni Mubarak y que fue destituido hace ocho meses por Mursi.
Mahmud reinició inmediatamente sus actividades al frente de la Fiscalía General con una reunión con el Consejo Judicial Supremo.
Las reacciones en el mundo árabe al golpe de Estado en Egipto no tardaron en llegar. El emir de Kuwait, el jeque Sabá al-Ahmad al-Jaber al-Sabá, envió un telegrama a Mansur, deseándole éxito en sus nuevas funciones y para «superar el reto de esta difícil fase de la historia de Egipto».
El presidente de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Jalifa bin Zayed al-Nahyan, y el emir de Qatar, el jeque Hamad bin Jalifa al-Thani, también felicitaron a Mansur.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, emitió un comunicado congratulando a Mansur por su nombramiento. «En mi nombre y en nombre del pueblo palestino y su liderazgo, le congratulo por asumir la presidencia de Egipto en este momento de transición en su historia, al tiempo que pido a Dios que le ayude a cargar con la responsabilidad para satisfacer las esperanzas del pueblo hermano de Egipto para lograr libertad, dignidad y estabilidad», destacó.
Abbás aplaudió además el papel jugado por el Ejército a la hora de «preservar la seguridad del país y evitar que se deslizara hacia un destino desconocido», al tiempo que alabó al pueblo egipcio por «levantarse para salvar Egipto y plantear un plan de futuro en este momento crítico».
Por su parte, el presidente de Siria, Bashar al-Assad, advirtió de que el golpe de Estado militar perpetrado contra el islamista Mursi, es un ejemplo del «fracaso del Islam político».
El primer ministro designado de Líbano, Tammam Salam, envió un telegrama de felicitación a Mansur y al jefe del Ejército egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, al igual que el emir bahreiní, Hamad bin Issa al-Jalifa.
Irán se mostró cauteloso ante el derrocamiento de Mursi y solicitó que el Gobierno de Egipto tenga en cuenta las «peticiones legítimas» del pueblo, al tiempo que advirtió del «oportunismo de extranjeros y enemigos».
«Egipto debe proteger su independencia y su grandeza del oportunismo enemigo y extranjero durante las difíciles condiciones que vendrán», declaró el portavoz del ministerio de Exteriores iraní, Abbás Araqchi.
En esa misma línea se pronunció el Gobierno de Argelia que expresó su deseo de que el proceso de transición abierto en Egipto «responda a las aspiraciones legítimas de la población a través de un consenso nacional basado en la reconciliación».
Por el contrario, el ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, calificó de «inacceptable» el derrocamiento de Mursi mediante un golpe de Estado militar.
«Sólo se puede apartar a alguien del cargo a través de elecciones y, por tanto, de la voluntad del pueblo», afirmó Davutoglu. «Es inaceptable que un Gobierno que recibió el poder en unas elecciones democráticas sea derrocado por medios ilícitos, y aún más, por un golpe de Estado military», agregó.
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