El inicio de la Asamblea General de Naciones Unidas se presenta como el marco de un posible deshielo en las relaciones de Irán y Estados Unidos y la negociación de una resolución sobre Siria.
El presidente norteamericano, Barack Obama, y su homólogo iraní, Hassan Rohani, están en Nueva York y hablarán ante la Asamblea. Oficialmente, no hay ninguna conversación prevista entre ambos, pero la Casa Blanca no descartó por completo un saludo y un breve intercambio de palabras si los dos se cruzan en los pasillos de la ONU.
De producirse, sería el primer encuentro entre líderes de ambos países desde la revolución islámica de 1979.
Pero incluso si ese encuentro no tiene lugar, tanto los discursos de Obama como de Rohani, que llegan al podio precedidos de gestos que muestran su voluntad de entendimiento, pueden servir para impulsar un diálogo que era imposible durante décadas de hostilidad y recriminaciones mutuas.
Como ejemplo del nuevo clima, la Casa Blanca confirmó la participación, esta semana en la ONU, del secretario de Estado, John Kerry, en una reunión con el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, a la que asistirán también los otros ministros del Grupo 5+1 negociador con Irán.
En los días anteriores a esta Asamblea, Obama y Rohani intercambiaron cartas en las que expresaron su deseo de resolver mediante la negociación las enormes diferencias que separan a sus dos países, especialmente sobre el programa nuclear de Irán y las duras sanciones económicas que EE.UU y la comunidad internacional aplican a Teherán.
Washington es prudentemente optimista sobre las posibilidades de una reconciliación. Las sucesivas muestras de apertura y moderación dadas por Rohani despertaron esperanzas en la Administración norteamericana.
La política oficial estadounidense es la de que no bastan las palabras, sino que se requieren hechos para comprobar el cambio de actitud del régimen iraní. Pero portavoces de Obama expresaron que el presidente está dispuesto a explorar la vía de un acercamiento diplomático.
Horas antes de llegar a Nueva York, Rohani manifestó que, en su discurso ante la Asamblea General, expondrá una imagen de su país distinta a la conocida hasta ahora.
«Desafortunadamente en los últimos años la imagen de Irán, una nación civilizada, fue presentada de otra manera. Aprovecharé esta oportunidad para presentar el verdadero rostro de Irán como un país culto y amante de la paz», afirmó.
Washington pretende escuchar qué novedades ofrece Irán en las conversaciones sobre su programa nuclear antes de avanzar en la reconciliación o la suavización de las sanciones económicas.
La actividad diplomática será intensa estos días en Naciones Unidas. Además del asunto iraní, Kerry tratará de sacar adelante una resolución del Consejo de Seguridad en la que se plasme el acuerdo alcanzado hace diez días con Rusia para la eliminación del arsenal químico de Siria.
Esa resolución era imposible hasta ahora por la negativa del Gobierno ruso a incluir cualquier medida de castigo automático al régimen sirio en el caso de incumplir el acuerdo, medidas que respaldan también Francia y el Reino Unido.
Sin una resolución del Consejo, el acuerdo firmado entre Kerry y el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, que evitó una intervención militar de EE.UU en Siria, corre serio peligro.
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