El subembajador iraní ante la ONU, Khodadad Seifi, acusó al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, de generar «ruido de sables» con el discurso pronunció en la 68ª sesión plenaria de la Asamblea General de Naciones Unidas.

«Acabamos de escuchar otro discurso incendiario, con palabras inflamatorias y lleno de ostentación militar. Como el año pasado, Israel generó ruido de sables contra Irán abusando de esta augusta Asamblea General», afirmó Seifi.

Interrogado sobre la advertencia de Netanyahu de que Israel no dudará en actuar en solitario contra el programa nuclear de la República Islámica, Seifi respondió: «Mejor que ni se le ocurra pensar en atacar Irán, porque entonces sí se quedará realmente solo».

A este respecto, el diplomático apuntó que, «aunque Irán tiene siglos de historia de política de no agresión, esto no debe ser interpretado por otros países como una incapacidad para defenderse».

Además, Seifi reiteró las diferencias entre ambos países, insistiendo en que Israel es el único que constituye una amenaza real para sus vecinos regionales. En concreto, denunció los «crímenes de guerra» cometidos contra el pueblo palestino.

«Llevamos décadas hablado sobre armas de destrucción masiva en Oriente Medio sin mencionar que Israel es el único país en toda la región que las posee y que no es parte de los tratados internacionales que las prohíben», recordó.

También el representante permanente de Irán ante la ONU, Mohammad Khazaee, expresó su profunda indignación por las declaraciones de Netanyahu.

El diplomático iraní señaló que el Gobierno israelí miente, pues denunció que es precisamente Israel «el único país de Oriente Medio que posee armas de destrucción masiva y se enorgullece de sus atrocidades».

Khazaee agregó además que los representantes de Israel «podrían pedir un galardón internacional por sus ataques salvajes contra los pueblos sometidos a la ocupación».

El presidente de Irán, Hassan Rohani, exhortó la semana pasada a Israel a firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, y someterse al control de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) para que sus expertos puedan revisar las ojivas atómicas que se sospecha posee.

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