Por lo menos 200 tumbas fueron profanadas en el cementerio judío de Sarre-Union, en el noreste de Francia. El atentado, que fue inmediatamente condenado por la mayor parte de la clase política, constituye el acto de sacrilegio antisemita más grave perpetrado en el último medio siglo.
La denuncia radicada en la policía indica que por lo menos la mitad de las 400 tumbas del cementerio fueron profanadas, pero - según las primeras evidencias - no se hallaron insignias ni inscripciones de carácter antisemita. Este episodio reviste particular importancia por su magnitud.
No es la primera vez que se produce un caso de profanación en el cementerio judío de Sarre-Union. En 1988 fueron destruidas unas 60 lápidas y en 2001 se descubrieron 54 tumbas saqueadas.
Otra espectacular profanación ocurrió en 1990 en la necrópolis de Carpentras, en el sudeste de Francia, donde cuatro neonazis violaron 34 tumbas y destruyeron placas conmemorativas, pero sin pintar símbolos ni inscripciones antisemitas.
El caso tuvo una enorme repercusión en el país porque incluso se habló de orgías nocturnas y celebraciones satánicas en el cementerio, que nunca llegaron a probarse. Los responsables fueron juzgados en 1994 y condenados con penas de 18 a 24 meses de prisión.
El presidente François Hollande prometió «utilizar todos los medios» para encontrar y castigar a los autores. Una promesa similar formuló el primer ministro galo, Manuel Valls, al condenar ese acto de «antisemitismo que representa un insulto a la memoria».
La noticia creó profunda conmoción en la comunidad judía de Francia, que todavía no superó el impacto provocado por el asesinato de cuatro personas en el atentado contra un supermercado kosher de París perpetrado el 9 de enero por el terrorista Amedy Coulibaly, que afirmó actuar enviado por el movimiento Al-Qaeda.
En Francia viven unos 550.000 judíos. Los ataques antisemitas se duplicaron en 2014. El año pasado, según las estadísticas del CRIF, se registraron 851 actos de diversa naturaleza contra miembros o locales judíos. Esa cifra marca un aumento de 130% con respecto a las 423 agresiones ocurridas en 2013.
Debido a esa sensación de inseguridad, 7.200 judíos franceses hicieron aliá y decidieron radicarse en Israel en 2014. Para este año, se estima que el número de inmigrantes procedentes de Francia se elevará a unos 10.000.
Después de los atentados de París, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, había irritó al Gobierno de París al decirles a los judíos franceses que «Israel era su hogar» y llamarlos a radicarse allí.
Esa declaración mereció una seca respuesta de parte de Valls, que afirmó que «Francia sin los judíos no sería Francia».
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