Casi ocho décadas después de los Juegos Olímpicos celebrados durante la Alemania nazi, el estadio olímpico de Berlín alberga los Juegos Macabeos, conocidos como la «Olimpiada Judía».
Por primera vez en su historia, más de 2.000 atletas judíos de todo el mundo acudieron a las instalaciones del estadio olímpico berlinés, construido entre 1934 y 1936 para mostrar la «magnificencia» del nazismo.
Nunca antes los Juegos Macabeos se celebraron en el país responsable del Holocausto.
La inauguración de los Juegos Olímpicos de 1936 constituyó una de las mayores celebraciones vividas en la capital alemana. A pesar del carácter pacífico del evento, Hitler aprovechó la ocasión para intentar mostrar la superioridad de la raza aria.
Ahora, 79 años después, los atletas judíos disputan desde ayer lunes y hasta el próximo cinco de agosto la décimo cuarta edición de sus juegos, que se celebran cada cuatro años desde 1932.
«Setenta años después de la liberación del nazismo, es hora de mostrar a Europa y al mundo que la vida judía volvió a florecer aquí de nuevo y que nos convertimos en una parte sólida y de confianza de la sociedad alemana», afirmó Alón Meyer, presidente de la sección alemana de los Juegos Macabeos.
La organización de esta cita deportiva surgió a principios del siglo XX, cuando una ola antisemita en el deporte europeo llevó a la comunidad judía a crear su propios eventos deportivos.
La elección del estadio olímpico de Berlín como sede de los Juegos Macabeos de 2015 tiene también un significado especial, ya que se prohibió a los judíos unirse a la delegación alemana en 1936.
La decisión no fue fácil. Varios miembros del comité organizador, en especial los de las generaciones mayores, se opusieron firmemente a esta designación argumentando que mientras haya supervivientes del Holocausto un evento así en Berlín es «impensable». «Al final ganó la generación más joven», explicó Meyer.
«Cuando vimos por primera vez el estadio olímpico como posible sede, la arquitectura nazi era bastante apabullante», reconoció Rebecca Kowalski, parte del comité organizador.
«Puedo entender las reticencias de esta decisión, pero reconocimos la importancia simbólica de poder ondear las banderas Macabeas donde antes estaban las banderas nazis. Queremos mostrar que no tenemos miedo», agregó la mujer, de 32 años y miembro también del equipo de hockey alemán.
Sin embargo, a pesar de que pasaron décadas desde el Holocausto, existe una gran preocupación respecto a la seguridad de los atletas judíos en Berlín.
«Es importante para Alemania enfrentarse al hecho de que el antisemitismo no es una cosa del pasado», declaró Jan Riebe, experto en antisemitismo y xenofobia de la Fundación Amadeu Antonio.
Una gran parte de los 5,4 millones de dólares del presupuesto de la organización fue destinada a seguridad.
El gobierno alemán desplegó a miles de policías en torno a las instalaciones olímpicas y al Hotel Estrel, donde se hospedan la mayoría de los atletas de más de 35 países. La policía alemana aseguró no tener por el momento ninguna amenaza concreta contra el evento.
«La situación de seguridad es algo familiar para nosotros», reconoció Oren Osterer, al frente del comité organizador. «Así fue durante siglos».
La presencia judía en eventos deportivos en Alemania no tiene un buen pasado. En 1972, durante los Juegos Olímpicos de Múnich, once miembros de la delegación israelí fueron secuestrados y asesinados por un grupo de terroristas palestinos.
«Ciertamente no queremos que se repita lo del 72», afirmó Kowalski.
«Si algo pasa sería una catástrofe para el gobierno alemán. Pero si transcurre sin problemas, el evento podría convertirse en un catalizador importante para el cambio», agregó.
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