Miembros del Shin Bet trabajan en la hipótesis de que los presuntos asesinos, Amer Abu Aysha y Marwán Kawasme, se ocultan en un escondite que prepararon con anterioridad, no muy lejos de donde atraparon a los estudiantes.
La tesis se fundamenta en la información que hasta ahora se filtró: al parecer, Eyal Yifrah, Gil-Ad Shaer y Naftali Frenkel fueron baleados y abandonados bajo las piedras en las que fueron encontrados escaso tiempo después de que se subieran al coche.
El motivo se debió a que los secuestradores se percataron de que uno de ellos hablaba por teléfono y trataba de contactar con la policía, según el contenido de la grabación de la llamada que difundieron los medios locales.
Al parecer, sobre las 22:25 hora local del 12 de junio, Gil-Ad Shaer llamó al número 100, teléfono de emergencia de la policía, y entre susurros aseguró «me raptaron» mientras desde el otro lado de la línea la única respuesta es «halo, halo».
La conversación es entonces interrumpida de inmediato por uno de los secuestradores que les ordena, en un hebreo con acento árabe, «¡Baja la cabeza, baja la cabeza, baja la cabeza!».
A los 15 segundos de la grabación se oyen al menos algunos tiros aparentemente de un arma con silenciador.
El jefe de la Policía israelí, Yohanán Danino, suspendió a los responsables que oyeron el pedido de auxilio y no alertaron de inmediato a los servicios de seguridad tal como indican las reglas.
Debido a ello, el operativo de búsqueda no se puso en marcha hasta que varias horas después el padre de uno de los chicos, alarmado de que su hijo no hubiera llegado a esas horas de la madrugada, se presentará en la comisaría para la denuncia.
Gil-Ad Shaer pide auxilio
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