Benedicto XVI recibió en el Vaticano a una delegación del Congreso Judío Latinoamericano, ante la que abogó por una mayor colaboración entres judíos y cristianos y dijo que un diálogo sincero y respetuoso entre religiones y culturas es crucial para el futuro del ser humano.
«En un mundo cada vez más amenazado por la pérdida de los valores espirituales y morales, que son los que pueden garantizar el respeto de la dignidad humana y la paz duradera, un diálogo sincero y respetuoso entre religiones y culturas es crucial para el futuro de nuestra familia humana», afirmó el papa ante los representantes de las comunidades judías de América Latina.
El obispo de Roma subrayó que esta es la primera vez que se reúne con grupos de judíos de esa zona del mundo y destacó que en Argentina y Brasil viven dinámicas comunidades judías junto a una gran mayoría católica.
El papa Ratzinger manifestó que desde el Concilio Vaticano II, del que este año se cumple medio siglo de su comienzo, las relaciones entre judíos y cristianos se fortalecieron también en América Latina.
Benedicto XVI recordó que la Declaración «Nostra Aetate», el documento del Concilio Vaticano II, que asumió una neta posición contra toda forma de antisemitismo, sigue siendo la base y guía los esfuerzos de la Iglesia Católica «para promover mayor comprensión, respeto y cooperación entre nuestras dos comunidades».
El papa destacó que con el paso de los años aumentó «la confianza, el respeto y la buena voluntad en ambos grupos, que inicialmente se relacionaban con cierta desconfianza», aunque reconoció que «todavía queda mucho por hacer para la superación de los lastres del pasado, el fomento de mejores relaciones entre nuestras dos comunidades y para la respuesta a los desafíos que afrontan cada vez más los creyentes en el mundo actual».
El pontífice subrayó que es un motivo para dar gracias el que las dos religiones monoteístas estén comprometidas para recorrer juntas el camino del diálogo, la reconciliación y la cooperación.
«Tengo la esperanza de que esta visita sea una fuente de aliento y confianza renovada a la hora de afrontar el reto de construir lazos cada vez más fuertes de amistad y colaboración y de dar testimonio profético de la fuerza de la verdad de Dios, la justicia y el amor reconciliador, para el bien de toda la humanidad», añadió.
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