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Israel: Rabinos conservadores y reformistas serán reconocidos oficialmente

Los rabinos de las comunidades conservadoras y reformistas serán reconocidos oficialmente por el Estado de Israel y gozarán de los mismos fondos que los rabinos ortodoxos nombrados por el Gran Rabinato.

El anuncio presentado por la oficina del Fiscal del Estado ante la Corte Suprema con respecto a la petición sobre la igualdad de la financiación de rabinos no ortodoxos, afirmó que los desacuerdos entre el movimiento reformista y el Estado llegaron a su fin cuando acordaron definir a los líderes espirituales como «los rabinos no ortodoxos de las comunidades» y no sólo «líderes de la comunidad».

La decisión del fiscal general desató una guerra intra-religiosa y política, sobre el pago de los salarios de los rabinos no ortodoxos elegidos para dirigir consejos regionales y kibutzim.

Cuando se presentó la petición, el tribunal envió a ambas partes a la mediación. El Estado, que al principio se oponía a las demandas del movimiento reformista, estuvo de acuerdo en ofrecer financiación desde hace varios años, pero el movimiento se negó a retirar la petición debido a los desacuerdos sobre la definición de sus rabinos.

Ahora, con el Estado anunciando su acuerdo con los nombramientos, la intervención del tribunal se ha convertido en innecesaria y se dispone a aprobar la resolución.

En respuesta, el Director Ejecutivo del Movimiento de Israel para el Judaísmo Progresista, el Rabino Guilad Kariv, dijo: «El acuerdo del Estado para apoyar las actividades de los rabinos reformistas en los consejos regionales, fuera de un claro reconocimiento de su condición de rabinos, es un avance importante en los esfuerzos para promover la libertad de religión en Israel y constituye una verdadera satisfacción para cientos de miles de israelíes».
 
«Este es un primer,  pero significativo, paso en el camino hacia la igualdad entre todas las corrientes del judaísmo en Israel y esperamos que el Estado sea cuidadoso en la aplicación de su compromiso con la Corte en su totalidad, y que pueda dar lugar a movimientos adicionales, poniendo fin a la profunda discriminación hacia las corrientes no ortodoxas del judaísmo en Israel», agregó.

Por su parte el sentimiento de los diferentes sectores de la comunidad religiosa ortodoxa difirieron con el resto. Los políticos ortodoxos cuestionaron la autoridad del Estado a decidir quién puede ser llamado rabino, a la vez que condenaron la nueva realidad como un ataque a los valores judíos del Estado.

El presidente del partido nacionalista-religioso Habait Hayehudí (La Casa Judía), el diputado Daniel Herschkowitz, dijo que se reuniría con el primer ministro, Binyamín Netanyahu, «para explicarle la gravedad de la cuestión».

"No es posible que las decisiones relativas a la identidad judía del Estado deban ser entregadas a los asesores jurídicos y funcionarios burocráticos», dijo Herschkowitz. «Al igual que estas personas no son capaces de decidir quién puede y no puede obtener un grado académico, tampoco son capaces de decidir qué es apropiado para tener una calificación rabínica».

El diputado Moshé Gafni, del partido Judaísmo de la Torá, puso la mira en el ordenamiento jurídico, y así como los judíos no ortodoxos, preguntó cómo no hay dinero disponible para los «payasos reformistas y conservadores, para quienes el judaísmo es una burla».

«Este sistema legal, que ya ha intentado hacer daño a aquellos que estudian la Torá, está tratando así de dañar la infraestructura judía del Estado», agregó Gafni.

El diputado de Shas, Nissim Zeev, decaró que la Corte Suprema y el Fiscal General no tienen la autoridad para designar como rabinos a «personas que falsifican la Torá. Este es el comienzo de la destrucción del pueblo judío en la Tierra de Israel».

Del otro lado de la mesa, el parlamentario Nitzán Horowitz de Meretz, presidente del lobby de la Knéset por el pluralismo, calificó la decisión como «un paso de gran importancia en la lucha por el pluralismo y la libertad de cultos».

«El judaísmo en Israel ha sido secuestrado durante muchos años por los grupos extremistas que lo utilizan como un instrumento político y como una fuente de clientelismo sin fin. Ha llegado el momento de reconocer todas las corrientes del judaísmo, y liberar la religión de los políticos ultraortodoxos», aseveró.

Maya Leibovich, rabino de la comunidad reformista Mevasseret Zion, continuó en esta línea, diciendo que la situación ideal sería «una completa separación entre religión y Estado», posición que también Horowitz defiende.

«El Estado debe apoyar a los rabinos, independientemente de su corriente, y así cada uno puede elegir sus propios rabinos, sus propias sinagogas y escuelas, como sucede en EE.UU. y en el resto de la diáspora - dijo Leibovich - Pero hasta que esto suceda, no es razonable ni democrático que sólo los rabinos ortodoxos se financien las arcas del Estado».

Leibovich agregó que «el progreso de los diferentes movimientos judíos, están ahorrando que miles de israelíes se desconecten completamente de la religión y el judaísmo,  y que el mayor peligro para el carácter judío del Estado era la coerción religiosa».

"Mucha gente no quiere ir a la sinagoga o participar en la vida judía, ya que se han distanciado por el establecimiento ortodoxo. Pero las personas seculares quieren un hogar espiritual y ver la posibilidad de un judaísmo progresista», añadió.

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