El Gobierno rumano del socialdemócrata Victor Ponta tiene cada vez más detractores. En su contra están la oposición de centroderecha, una parte del aparato judicial y universitario, artistas y otros colectivos profesionales y la Unión Europea, que ve con preocupación su deriva autoritaria.
A esta legión de opositores se unen ahora los colectivos de judíos rumanos, que ven con indignación el nombramiento como ministro de Relaciones con el Parlamento de Dan Sova, un senador de la formación de Ponta, el Partido Socialdemócrata (PSD), que negó el exterminio de 380.000 judíos por el régimen pronazi del general Ion Antonescu durante la Segunda Guerra Mundial.
Ponta llevó a cabo el nombramiento de Sova, de 39 años, en el marco de una remodelación de gobierno tras la dimisión del ministro del Interior, Ioan Rus.
Los colectivos judíos rumanos aseguraron que la decisión de Ponta supone un «momento de duelo en nuestra historia».
El diputado y presidente de la Federación de Comunidades Judías de Rumanía, Aurel Vainer, pidió a las autoridades políticas que «mejoren la legislación en materia de negacionismo» y denunció que «el Gobierno haya nombrado ministro a una persona que niega el Holocausto».
En la misma línea, un portavoz del Centro para la Lucha contra el Antisemitismo destacó que «el nombramiento de Sova es un ataque a la memoria de las víctimas y supervivientes del Holocausto»
Dan Sova afirmó en un programa de televisión el pasado mes de marzo que «ningún judío sufrió en el territorio rumano» durante la Segunda Guerra Mundial.
También sostuvo que en el pogrom llevado a cabo en Iasi en 1941 «solo fueron muertas 24 personas por el Ejército alemán», cuando los historiadores pudieron determinar que las víctimas judías fueron entre 13.000 y 15.000.
Para frenar el escándalo que provocaron sus palabras, Ponta destituyó a Sova del cargo de portavoz del PSD.
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