El Holocausto no se puede contar. Nada más cruzar el umbral de Auschwitz, la primera sensación que le invade a uno es la incapacidad de imaginar lo que verdaderamente pasó allí. Algo de ello se adivina en los ojos de Niusia Horowitz, una «niña de Schindler», el empresario alemán que salvó a más 1.100 judíos del exterminio nazi.
«Recuerdo de Schindler que era un hombre muy guapo, olía muy bien, siempre muy elegante, incluso cuando visitaba la fábrica, un lugar lleno de suciedad», señaló Niusia, la número 105 de la lista.
Nacida en Cracovia en 1932, era aún una niña cuando aprendió que el silencio y la discreción podrían ayudarla a sobrevivir.
Niusia y sus padres vivieron dos años en el gueto de Cracovia y fueron trasladados al campo de concentración de Plaszów cuando el gueto fue liquidado. Ella y su madre consiguieron un trabajo en la fábrica de Oskar Schindler. Pero un día acabaron, por error, en Auschwitz. El tren que debía trasladar a las mujeres y niños de Schindler desde Cracovia a la nueva sede de la fábrica en Brünlitz fue enviado a Auschwitz por equivocación.
Pasaron allí tres semanas hasta que Schindler logró sacarlos. Eran 300 en total. Los únicos judíos que salieron de Auschwitz.
Niusia tenía 9 años cuando entró en el gueto; 13 cuando terminó la guerra. No fue a la escuela; apenas sabía leer y escribir. «Nunca quise hablar de ello, nunca le conté nada ni siquiera a mi hija. Yo también querría olvidarlo. No era fácil hablar de ello en una nación donde nadie quería escuchar ni creer que algo así había pasado de verdad tan cerca de sus propias casas», agregó.
El director de cine norteamericano, Steven Spielberg, buscó en Cracovia supervivientes del Holocausto para conocer historias reales con todos sus detalles. Fue en la década de los '90 cuando Niusia rompió su silencio. «Me encontré con Spielberg en Cracovia, me pareció un hombre muy humilde y emocionado por conocer a un superviviente de Auschwitz. Ver «La lista de Schindler» me provocó emociones terribles. No es una historia de amor; es un drama; un trauma para quienes lo vivimos. Incluso muchas personas que no tenían nada que ver con los campos de concentración salían del cine con los ojos llenos de lágrimas».
«La lista de Schindler» se filmó en blanco y negro porque así eran todas las imágenes que Spielberg había conocido durante su vida del Holocausto y para dar a la película apariencia de documental.
La actriz Magdalena Dandourian interpretó en el filme el personaje de Niusia, es la joven judía que el propio Schindler besa, ante la mirada incrédula de numerosos oficiales nazis, el día de su cumpleaños. Horowitz aparece en la emotiva escena final en la que más de un centenar de judíos desfilan ante la tumba de Oskar Schindler, fallecido en Alemania el 9 de octubre de 1974. El empresario, que se enriqueció con el trabajo gratuito de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y gastó toda su fortuna en salvarlos después, esta enterrado en la parcela del cementerio de los Justos por las Naciones de Jerusalén.
Muchos supervivientes emigraron tras la guerra en busca de una nueva vida. No era fácil, sin dinero ni contactos en el extranjero. Niusia permaneció en Cracovia y en 1955 se casó con Tadeusz Karakulski. Nunca volvió a ver a Schindler después de la guerra, aunque sus padres, establecidos en Austria, sí se pudieron reunir con él. De su hija Magdalena, nacida en 1956 y afincada desde 1978 en EE.UU, tuvo dos nietos.
La fábrica Schindler, en Cracovia, es hoy un museo dedicado a las víctimas de los nazis que reconstruye la vida cotidiana en la ciudad polaca antes de la ocupación y da testimonio de las condiciones inhumanas de vida, las atrocidades y muertes en el gueto en Plaszów y en Auschwitz-Birkenau.
Los judíos que sobrevivieron al gueto de Cracovia fueron trasladados al campo de concentración de Plaszów. Desde el 7 de octubre de 1941 Auschwitz ya estaba funcionando, a 43 kilómetros al oeste de la ciudad, como campo de concentración y sede de experimentos científicos que se llevaron a cabo con judíos, eslavos, prisioneros de guerra y gitanos. Birkenau (Auschwitz 2) se creó a tres kilómetros de allí, como campo de exterminio.
Dos toneladas de pelo humano, maletas y zapatos se conservan entre sus muros como prueba histórica de lo que allí sucedió.
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