Bajo el lema de «Nunca más» y con la participación de líderes políticos y supervivientes del Holocausto se inauguró un nuevo complejo de museos en el campo de concentración nazi de Mauthausen, donde fueron asesinadas entre 1938 y 1945 unas 90.000 personas de todo el mundo.
«Es la ocasión y el lugar indicado para hacer el llamamiento urgente a todos nosotros, que hoy asumimos responsabilidad en Europa, a aprender del pasado», declaró el presidente de Austria, Heinz Fischer, ante unos 500 invitados de honor.
«Cualquier forma de racismo o el antisemitismo deben ser rechazados con toda vehemencia, con gran firmeza y con claridad», agregó el mandatario, quien acudió a Mauthausen acompañado por la cúpula del Gobierno austríaco.
También asistieron a la ceremonia, entre otros dignatarios, los presidentes de Polonia, Bronislav Komorovski, y de Hungría, Janos Ader, así como la ministra de Justicia de Israel, Tzipi Livni, quien llegó acompañada por su suegro, un superviviente de Mauthausen.
Este campo de concentración, liberado por tropas estadounidenses el 5 de mayo de 1945, constituye hasta hoy el único gran centro de conmemoración del pasado nazi en Austria.
La república alpina fue anexionada por Hitler en marzo de 1938 y su población respaldó en gran medida las políticas racistas y antisemitas de los nazis. En ese sentido, Fischer reconoció y criticó que Austria tardó «demasiados años» para estudiar y investigar los crímenes cometidos por los nazis, por lo que destacó el lema del «Nunca más».
Livni, por su parte, señaló que este «Nunca más» no sólo vale para Israel sino para el mundo entero, al tiempo que la palabra «Nunca» debe recibir un contenido práctico y no sólo teórico. La ministra israelí hacía así referencia al crecimiento en Europa de partidos e ideologías extremistas que ignoran el pasado nazi y que hacen política con sentimientos antisemitas y xenófobos.
En Mauthausen, situado 165 kilómetros al oeste de Viena, fueron internados no solo judíos y disidentes austríacos, sino personas de 50 países de todo el mundo.
La muestra inaugurada, que recibió una subvención de 2,5 millones de dólares, sustituye la exposición existente desde 1970 y que ya no estaba a la altura de la historia moderna. Unos 130 objetos originales contextualizan el pasado y el funcionamiento del campo bajo el lema «Mauthausen como lugar del crimen - una búsqueda de rastros».
La nueva exposición, que será completada y ampliada de aquí a 2018, va acompañada por entrevistas grabadas en vídeo con testimonios de una treintena de supervivientes de Mauthausen. Sus testimonios quedarán para la posteridad, una vez que hayan muerto los últimos supervivientes del campo.
En el sótano del museo se encuentra además un nuevo espacio llamado «sala de los nombres», con los datos personales de 81.000 de las 90.000 víctimas mortales de Mauthausen. Los nombres están estampados sin orden alguno en placas de cristal, aunque en un gran libro se pueden consultar los nombres y apellidos de las víctimas por orden alfabético.
Entre agosto de 1938 y mayo de 1945 pasaron unas 200.000 personas de 50 países por Mauthausen y sus 52 «campos satélite». Allí tuvieron que trabajar en condiciones infrahumanas para diversos proyectos industriales y de armamento del Estado nazi.
Debido a que tantas víctimas eran extranjeros, la mitad de las 200.000 personas que visitan Mauthausen cada año vienen desde fuera de la república alpina.
El gran acto anual con motivo de la liberación del campo, al que se espera acudan unas 10.000 personas, entre ellas, varios supervivientes y sus descendientes, se celebrará el domingo próximo.
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