En la ciudad española de Zamora, en el marco de un congreso titulado «Reencuentro e Historia de la Comunidad Judía de Zamora», el antropólogo mexicano, Carlos Zarur, sorprendió a los asistentes al mostrar la llave de una de las sinagogas de la ciudad, condenada a la diáspora durante más de 500 años tras la expulsión de los judíos en 1492.
Zarur trajo de vuelta a Zamora una antiquísima llave custodiada por su familia que debió de abrir la puerta de un de las cinco sinagogas de la ciudad. La reliquia emprendió un viaje en la diáspora tan largo o incluso más que el propio país de Sefarad, ese territorio imaginario compuesto por los judíos expulsados de la península a finales del siglo XV.
«Después de 500 años, esta llave regresa a Zamora, ésta es la llave zamorana», afirmó emocionado Zarur durante su ponencia en el congreso acerca de la multitud de judíos que fueron expulsados de España y que llegaron a Alepo, la ciudad siria que alumbró una de las comunidades hebreas más antiguas.
El antropólogo mexicano, que estudia el criptojudaísmo desde hace 13 años, identificó al lejano portador de la reliquia: el señor Shlomó Kassin, portador de los apellidos judíos zamoranos forzado a emigrar.
En su investigación, el catedrático mexicano pudo certificar que la familia Kassin había llegado «muy temprano a España y Portugal. El decreto de expulsión obligó a Shlomó Kassin a abandonar Zamora para llegar a Cataluña, desde donde tomó un barco con destino a Alepo», agregó.
«Ya en Alepo - hoy escenario de la guerra civil siria - los judíos fueron arabizados en una sola generación y sólo sobrevivió la interpretación rabínica castellana. La comunidad hebrea cambió la lengua sefardí, el ladino, por el árabe y adoptó el modo de vida sirio», señaló Zarur, que dio muestra de la confluencia de culturas en «un pueblo que rezaba en hebreo, hablaba en árabe y hacía negocios en italiano».
A partir de entonces, inicia su camino una compleja saga familiar que se va desgajando por diferentes zonas del mundo con México como uno de sus principales destinos. Complicadas gestiones llevadas a cabo hace no mucho permitieron a Zarur recuperar «la llave de la que hablaba la bisabuela», un objeto cuyo origen situaba en Zamora. Una familiar muy mayor pudo confirmar a través de una foto que «esa era la llave zamorana».
Y allí, ante los participantes del congreso, Zarur mostró la reliquia que generó una expectación enorme entre el auditorio, que se afanó por tomar las primeras instantáneas del objeto, testigo mudo de más una aventura judía que vuelve a su origen.
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