El Papa Francisco recibió en el Vaticano a una delegación del Centro Simon Wiesenthal, la organización internacional judía para la defensa de los derechos humanos y elogió su labor que combate «cualquier forma de racismo, intolerancia y antisemitismo, preservando la memoria de la Shoá y promoviendo la comprensión recíproca mediante la formación y el compromiso social».
El encuentro con el Centro Simon Wiesenthal fue fijado por Benedicto XVI y Francisco lo recordó en la audiencia aseverando que al Papa emérito van siempre «nuestros pensamientos afectuosos y nuestras oraciones».
«Afirmé varias veces en estas últimas semanas que la Iglesia condena cualquier forma de antisemitismo. Hoy quiero subrayar que el problema de la intolerancia debe afrontarse en conjunto: allí donde una minoría es perseguida y marginada debido a sus convicciones religiosas o por motivos étnicos, el bien de toda la sociedad corre peligro y todos tenemos que sentirnos involucrados», señaló el Sumo Pontífice.
«Pienso con gran dolor en los sufrimientos, la marginación y las auténticas persecuciones que no pocas minorías padecen en diversos países del mundo. Unamos nuestras fuerzas para favorecer una cultura de encuentro, de respeto, de la comprensión y del perdón recíproco», agregó el Papa en la reunión.
«La formación es clave de cara a ese objetivo, pero se trata de una formación que no es sólo transmisión de conocimientos, sino paso de un testimonio vivido, que presupone el establecimiento de una comunión de vida, de una alianza con las jóvenes generaciones, siempre abiertas a la verdad», prosiguió.
«Tenemos que saber transmitirles no sólo conocimientos sobre la historia del diálogo entre judíos y católicos, sobre las dificultades atravesadas y los progresos logrados en las últimas décadas. Tenemos que transmitirles, sobre todo, la pasión por el encuentro y el conocimiento del otro, y conseguir que nuestros jóvenes se involucren activa y responsablemente. En este sentido, reviste gran importancia el compromiso común en servicio de la sociedad y de los más débiles», añadió.
El Papa Francisco alentó a los miembros del Centro Simon Wiesenthal a continuar transmitiendo a los jóvenes «el valor del esfuerzo conjunto para decir no a las murallas y construir, en cambio, puentes entre nuestras culturas y tradiciones de fe».
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