Los periódicos israelíes advierten a diario sobre la amenaza nuclear iraní, pero en la última semana y media los cinéfilos israelíes atestaron las salas cinematográficas para ver la película que le ganó el Oscar a «Footnote».
«Una separación», un drama familiar dirigido por el iraní Ashar Farhadi, fue galardonada con el Oscar a la mejor película extranjera.
Es Israel, como es lógico se esperaba que ganara la película que dirigió Joseph Cedar. Sin embargo, su interés por «Una separación» se debió a la oportunidad extraordinaria que la cinta daba una oportunidad para echar un vistazo a las habitaciones de las casas de un país al que se considera una amenaza para su propia supervivencia.
«La película tiene muy buenos actores, un guión excepcional y es muy conmovedora», dijo Yair Raveh, crítico cinematográfico de Pnai Plus, una de las afamadas revistas de espectáculos de Israel.
«Finalmente no se piensa en bombas nucleares ni en dictadores que amenazan la paz mundial. Uno ve a los iraníes conducir vehículos, ir a los cines y se parecen exactamente a nosotros los israelíes», apuntó.
«Una separación» aleja del enfrentamiento nuclear a los espectadores y constituye el drama de una mujer iraní que desea divorciarse de su marido porque éste rehusa emigrar al exterior con ella y prefiere quedarse para cuidar a su padre enfermo.
La sensación del Oscar, una final con una cinta israelí y las críticas radiantes hicieron que «Una separación» atrajera la cifra impresionante de 30.000 cinéfilos desde su estreno en Israel a mediados de febrero.
Rina Brick (70) dijo que estaba sorprendida de la humanidad de los empleados gubernamentales iraníes tal como se presenta en la cinta.
«Nuestra imagen del funcionamiento de Irán es menos democrático de lo que conocemos aquí», agregó Rina. «El juez, el policía, todos cumplen su tarea como si estuvieran en un país occidental», apuntó.
Raveh, el crítico cinematográfico, dijo que históricamente a los israelíes les atraen las películas producidas en países enemigos, como Argelia, Líbano e Irak, de los que además están excluidos los visitantes israelíes.
En 1986, el extinto cineasta israelí Rafi Bukai marcó un hito con su cinta «Avanti Popolo» de 1986 sobre el encuentro en el Sinaí entre soldados egipcios e israelíes tras la Guerra de los Seis Días en 1967, que constituía un enfoque multidimensional y favorable hacia «el enemigo».
Sin embargo, jamás será posible erradicar la animosidad del contexto político principal. Moshé Amirav, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea en Jerusalén, dijo que él «no dejó de pensar en la bomba atómica en ningún momento mientras veía la película iraní.
«Traté de explicarme el contraste de lo que vi en «Una separación» y la admiración por la película, y después, cuando volví a casa, pensé en como quieren matarnos», expresó Amirav.Notas ralacionadas:
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