Medios de prensa iraníes cuestionaron el Óscar a la película «Argo», de Ben Affleck, a la que calificaron como un premio «político», y criticaron la sorpresiva aparición de Michelle Obama en la mayor gala de Hollywood.
«La 85ª entrega de Premios de la Academia fue el Óscar más político», anunció la televisión estatal iraní al informar que «Argo» ganó la codiciada estatuilla a Mejor película.
La emisora estatal iraní acusó a Affleck, director y protagonista de «Argo», de especializarse «en la exageración, en la desproporción de las cosas y en la creación de escenas falsas».
«Argo», que obtuvo además el Óscar a Mejor guión adaptado y a Mejor edición, narra cómo la CIA, con la ayuda de Hollywood, rescató a seis diplomáticos estadounidenses ocultos en la casa del embajador de Canadá en Teherán durante la revolución iraní en 1979.
Los otros 52 rehenes fueron retenidos durante 444 días en una acción que provocó la ruptura de relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán.
«Argo», que se toma libertades con la historia verdadera, admitidas por sus propios creadores, arrasó en la temporada de premios de la industria cinematográfica.
Sorpresivamente, el Óscar a Mejor película fue anunciado por la primera dama estadounidense, Michelle Obama, en una comparecencia sin precedentes por videoconferencia desde la Casa Blanca.
La televisión estatal iraní señaló que su participación «aumenta la especulación de que premiar esta película tenía un motivo político».
La agencia de noticias Fars, afiliada a la Guardia Revolucionaria, aseguró que «Argo es un filme anti-iraní, financiado por una empresa sionista», en referencia a la producción realizada por los estudios Warner Bros., con sede en California.
Fars también criticó a Obama por llevar un vestido plateado de corte bajo y hombros desnudos, el cual estaría prohibido en la República Islámica según el estricto código de vestimenta para las mujeres.
Una foto de Obama anunciando la victoria de «Argo» parece haber sido alterada, mostrando a la primera dama con los hombros cubiertos.
La alteración de imágenes es algo común en Irán.
En 2011, los periódicos iraníes publicaron una imagen alterada de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que le cubría el escote. En ese momento Ashton encabezaba el Grupo 5+1, integrado por Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania, en conversaciones con Irán por su polémico programa nuclear.
El desprecio de Irán hacia Hollywood no es secreto.
El líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, criticó a la meca de la industria del cine como una máquina «totalmente política que propaga las medidas elaboradas en Washington».
«Hollywood es totalmente político. De lo contrario, habría dejado a nuestras películas anti-sionistas participar en festivales de cine», dijo Jamenei en declaraciones a los medios.
«Producir películas políticas anti-iraníes y otorgar premios a películas anti-iraníes es una clara señal de que la política se mezcla con el arte en Estados Unidos», añadió.
En 2007 Hollywood provocó la ira de los iraníes por su épica bélica espartana «300», un gran éxito en Estados Unidos por su descarnado relato de las guerras médicas, que mostraban a los persas como sedientos de sangre.
La relación entre la industria del entretenimiento y los iraníes pareció enmendarse sin embargo el año pasado, cuando Irán ganó su primer Óscar en la categoría a Mejor película extranjera por «La separación».
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