Arqueólogos israelíes descubrieron una pequeña aldea de 2.300 años de antigüedad cerca de la carretera que conecta Tel Aviv con Jerusalén, y que arroja nuevos datos sobre la vida rural durante el periodo del Segundo Templo.
«El asentamiento rural estuvo ocupado durante aproximadamente dos siglos y sus restos fueron desenterrados entre agosto de 2013 y enero de 2014», informó la Autoridad de Antigüedades de Israel en un comunicado.
Descubierto durante la construcción de un nuevo gasoducto, el hallazgo se encuentra en las proximidades de la conocida como «Carretera Burma», una empinada vía empleada en 1948 por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para romper el sitio a Jerusalén durante la Guerra de Independencia.
El nuevo yacimiento se extiende por una superficie de 750 metros cuadrados, en la que afloró el trazado de varias casas de piedra conectadas por pequeños corredores. Cada casa, que probablemente albergara en su día a toda una familia, consiste en varias habitaciones y un patio abierto.
«Las habitaciones servían generalmente como zona residencial y para almacenar alimentos, mientras que las tareas domésticas eran realizadas en el exterior», explicó Irina Zilberbod, arqueóloga a cargo de las excavaciones.
Por el momento, los expertos desconocen el nombre del lugar, que está a unos 280 metros de altura sobre el nivel del mar, tiene una soberbia vista panorámica y debió estar rodeado de cultivos de orquídeas y viñedos, según la costumbre de la época.
Los restos encontrados prueban que la aldea tuvo su momento de mayor florecimiento en el período helenístico (siglo III a.C.), cuando el reino de Judea quedó sometido al imperio seléucida luego de la muerte de Alejandro Magno.
Sin embargo, fue abandonada durante la dinastía asmonea, que había expulsado a los griegos en el siglo II a.C.
Por el momento se desconoce por qué fue dejada, pero el veterano arqueólogo israelí, Yuval Baruj, señaló que «se trata de un fenómeno conocido» en la vida rural del siglo I a.C.
«Puede estar relacionado con los imponentes planes de construcción de Herodes en Jerusalén, en particular el del Monte del Templo, y la masiva emigración de aldeanos hacia la capital del reino de Judea para trabajar en esos proyectos», agregó.
Entre los muros de las viviendas se hallaron cuantiosos restos de cerámica y monedas que se remontan a los reinados del seléucida Antíoco III y el asmoneo Alexander Ianai.
Por su particular belleza, la Autoridad de Antigüedades de Israel llegó a un acuerdo con la empresa nacional de gas para alterar el itinerario del gasoducto, de forma que la aldea pueda ser preservada como lugar turístico.
Fotos: Gentileza Autoridad de Antigüedades de Israel
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