Desayunar como un rey tiene efectos positivos en el metabolismo y la prevención de enfermedades. Así lo afirma una investigación realizada por la Universidad de Tel Aviv.
De acuerdo al estudio publicado en la revista «Obesity», el desayuno abundante no sólo ayuda a evitar la obesidad, sino que además previene el desarrollo de enfermedades como la diabetes.
El estudio a cargo de la Dra Daniela Jakubowicz obtuvo sus conclusiones a partir del análisis de dos grupos de mujeres obesas.
A lo largo de dos semanas los investigadores monitorearon la dieta del primer grupo, que consistía en la ingesta de 1.400 calorías diarias, 700 de ellas concentradas en el desayuno, 500 en el almuerzo y 200 en la cena.
Por otro lado, los científicos indicaron una dieta del mismo número de calorías, pero repartidas de manera diferente: concentraron sólo 200 calorías en el desayuno, 500 en el almuerzo y 700 en la cena.
Los desayunos del primer grupo consistieron de galletas y trozos de pastel, que ayudaron a reducir los niveles de insulina, azúcar y triglicéridos en la sangre.
Los valores bajos previenen la formación de colesterol alto, el surgimiento de diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares.
Estos resultados se condicen además con los publicados en «The American Journal of Clinical Nutrition», en los que tras analizar los hábitos alimenticios de 29.000 hombres por 16 años, los investigadores descubrieron que aquellos que no desayunaban aumentaban en un 21% sus chances de desarrollar diabetes con respecto a los que sí lo hacían.
Los resultados de los investigadores de la Universidad de Tel Aviv revelaron además que mientras que la disminución de peso del segundo grupo se limitó a 3 kilogramos, el primero logró un descenso de 8.
Estas conclusiones también coinciden con el descubrimiento que el año pasado realizó la Universidad de Harvard, en el que se sostiene que ingerir la mayor parte de las calorías antes de las 3 de la tarde favorece la pérdida de peso.
El desayuno es una comida importante, esta teoría no es únicamente espaldada por este estudio, sino que además el Imperial College de Londres descubrió recientemente que no desayunar hace que nuestro cerebro anhele consumir grasas y calorías en exceso.
Los grandes desayunos ayudan a regular el estado de ánimo, aumentar la energía y mejorar el control de la grelina, la hormona que dicta la sensación de hambre.
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