Las iniciativas palestinas de boicot contra Israel apenas dañaron a la economía del Estado judío, según reveló un informe del Parlamento hebreo.
«Los intentos de boicotear a Israel no causaron daño a nivel macroeconómico», indica el informe sobre el período 2000-2013 que analizó los efectos de la campaña internacional BDS en la economía.
En el documento, redactado por el Departamento de Investigaciones del Parlamento israelí a petición de la Comisión de Finanzas, reconoce que «el boicot puede haber perjudicado a alguna marca israelí comercializable (directamente a los consumidores)».
«Pero la mayor parte de las exportaciones israelíes son productos complementarios para la industria, especialmente de la alta tecnología, y por ello el resultado no es significativo», asegura.
La Campaña BDS fue lanzada en 2005 por un grupo de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales palestinas para ejercer presión sobre Israel a escala internacional, de forma que sus gobernantes, productos, artes y cultura fueran boicoteados hasta que se ponga fin a la ocupación de los territorios palestinos que comenzó en 1967.
Esta campaña, se anotó algunos logros como la cancelación de conciertos internacionales en Israel, la fuga de capitales extranjeros de algunos fondos de pensiones israelíes o incluso en un caso la de exponer públicamente a la actriz Scarlett Johansson por publicitar un producto fabricado en un asentamiento judío en Cisjordania.
En el informe se sostiene que el PBI de Israel creció en ese período un 54% y las exportaciones un 80%.
En el ámbito europeo, donde la campaña de boicot suele tener más éxito y además existe una directriz comunitaria para que la producción de los asentamientos sea marcada como tal, las exportaciones israelíes se duplicaron entre 2000 y 2013, mientras en 2014 siguieron creciendo al ritmo habitual.
De hecho, las exportaciones de producción de los asentamientos a la Unión Europa (UE) crecieron de un 0,5% a un 2,5%, si bien los productos entran a la UE sin los beneficios del acuerdo de libre comercio entre las partes.
Sin embargo, sí se vieron afectados algunos sectores muy particulares como es el caso de los dátiles, que Israel produce casi enteramente en el Valle del Jordán, en territorio militarmente ocupado.
Siempre según el documento, el boicot tampoco tuvo casi impacto en las inversiones extranjeras en Israel, aunque sí en las inversiones en fondos de pensiones corporativos relacionados por ejemplo con la industria de defensa.
Un aspecto positivo que destacan sus redactores es que, debido a la presión del BDS, la economía israelí diversificó más el destino de su exportación, afianzando mercados en América Latina y el Lejano Oriente.
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