El Gobierno israelí decidió invertir en los próximos cinco años 830 millones de shekels (223 millones de dólares) en rehabilitar e impulsar el turismo en el Mar Muerto.
La mayor parte de la inversión, unos 188 millones de dólares, procederá del ministerio de Turismo y se destinará a mejorar las infraestructuras turísticas y a construir 2.700 nuevas habitaciones de hotel.
El resto, unos 45 millones de dólares, se utilizará para reparar los daños ambientales que sufrió el lugar en los últimos años y procederá del ministerio de Protección Medioambiental.
Entre otros, se tratará de resolver el problema de los enormes agujeros que se originaron en la tierra que rodea al Mar Muerto debido a la bajada de su nivel y de regenerar algunos de los arroyos que lo alimentan, que se secaron en las últimas décadas.
Grupos medioambientales criticaron la reforma anunciada que, en palabras de Gideón Bromberg, director de la ONG Amigos de la Tierra-Oriente Medio, «es como darle una aspirina a un paciente de cancer».
Esta organización considera que los planes del Gobierno ignoran el mayor problema del lugar, las piscinas de evaporación de las industrias que se ubican en el sur, que contribuyen significativamente a la bajada de su nivel.
La reducción en un 98% del caudal del río Jordán que lo alimenta y la sobreexplotación industrial para extraer sus minerales provocó que las aguas del Mar Muerto desciendan al vertiginoso ritmo de un metro por año.
Según los expertos, esto podría hacer desaparecer en tan sólo cuatro décadas el lago, ubicado en el lugar más bajo del planeta, a 416 metros bajo el nivel del mar.
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