Los más de 16.000 despidos de trabajadores el pasado julio confirman que Israel se dirige hacia una crisis económica afectada por la lenta recuperación de Estados Unidos y de la crisis financiera en los mercados europeos.
En total, 16.084 israelíes, de ellos 2.295 con títulos universitarios, vieron interrumpidos sus contratos en julio, la cifra más alta en un sólo mes desde el verano de 2009, según un informe de la Oficina Nacional de Empleo.
Por su parte, la Oficina Central de Estadísticas registró en los últimos meses un incremento considerable del desempleo - del 6,4% en diciembre de 2011 al 7,2% en mayo de este año -, que se agudizará con la última ola de despidos.
Los datos confirman que la actividad en el mercado israelí se está ralentizando, y tanto el Gobierno como el Banco de Israel rebajaron sus expectativas de crecimiento para 2012 (del 3,5% al 3%) y 2013 (3,3% al 2,5%).
Hasta ahora la economía israelí había conseguido sortear, casi sin consecuencias, la crisis mundial de los últimos años, aunque empieza a tener problemas para exportar sus productos de alta tecnología.
Asimismo, la falta de liquidez de los mercados internacionales, junto con las amenazas de una eventual guerra con Irán, frenaron las inversiones extranjeras.
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