El Banco de Israel urgió al próximo gobierno de Binyamín Netanyahu a que se ajuste a los límites presupuestarios fijados por ley y a recurrir a todas las medidas que sean necesarias para cerrar el agujero fiscal que se comenzó a abrir desde mediados de 2012.
«El del déficit es uno de los principales problemas a corto plazo de la economía israelí», afirmó el gobernador del Banco de Israel, Stanley Fischer, en un encuentro con periodistas extranjeros en Jerusalén, donde exigió reducir el gasto público a pesar de los problemas sociales que arrastra.
Durante la reunión en la que hizo repaso a la situación de la economía israelí, subrayó que «es muy buena en comparación con la de otros países de la OCDE», con la única excepción del problema presupuestario, que asciende a unos 30.000 millones de shekels - unos 9.000 millones de dólares.
«El crecimiento en el PIB se frenó en 2012 y ahora crecemos a alrededor del 3%, explicó sobre el efecto que ello tuvo en la recaudación de impuestos.
Después de varios años de bonanza en el trienio 2009-2011, con niveles de crecimiento que tocaron el 5%, la economía israelí se ve afectada por la lenta recuperación de las de Estados Unidos y la Unión Europea, mercados de los que depende para sus exportaciones.
«Somos una economía pequeña, un 1,5% del PIB de Estados Unidos, por lo que dependemos del resto del mundo y el mundo está creciendo a un ritmo más lento que en el pasado», sostuvo.
A sólo tres meses de abandonar el cargo, Fischer reconoció los problemas sociales y políticos que tienen las decisiones que se le exigen al próximo gobierno, pero advirtió que «lo mejor es volver al camino correcto inmediatamente».
«Es lo más positivo para el país, pero si es posible desde el punto de vista político está por verse», declaró.
Según el resultado de las recientes elecciones en Israel, las demandas sociales dominan las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno, que debería entrar en funciones en marzo y sólo a mediados de junio tendría listo el presupuesto para 2013.
Mientras tanto el gasto público del país se rige por la Ley General de Presupuestos del año pasado, que a finales del segundo trimestre de 2012 ya había quedado desfasado y tuvo que ser revisado.
Los 14.000 millones de shékels - unos 4.200 millones de dólares - que faltaron en la recaudación de 2012 se corrigieron mediante una subida del IVA del 16 al 17% y una de impuestos - por ley - a los que ganaban por encima de 14.000 shékels -4.200 dólares - mensuales, entre otras medidas.
«Fue una decisión valiente porque era año electoral», valoró Fischer, para quien el problema del déficit es ahora «más manejable, pero no menos difícil».
La ampliación de los marcos legales del presupuesto prevista por el gobierno saliente fue descartada por el economista como opción viable, y advirtió que más allá de los recortes barajados en defensa, infraestructuras y algunas ayudas públicas, el gobierno deberá tapar aún 6.000 millones de shékels - 1.800 millones de dólares - con otra subida de impuestos a las rentas.
«No hay soluciones fáciles a este problema», advirtió el gobernador, que no quizo desvelar la razones que le llevaron a anunciar su dimisión el pasado mes de enero.
«Siempre dije que me quedaría hasta que el Banco de Israel funcionara correctamente, y creo que ya lo está haciendo», explicó.
Sin embargo, algunos analistas locales opinaron que Fischer tuvo serias discrepancias con Netanyahu sobre los marcos presupuestarios para 2013 y la urgencia en resolver el conflicto con los palestinos como estrategia para estabilizar la economía nacional a largo plazo.
En ese sentido el gobernador recordó que Israel es la economía occidental que más gasta en defensa - por encima de un 6% de su PIB, según el SIPRI - y que el presupuesto del gobierno debe tener en cuenta cada varios años el gasto que originan las particulares circunstancias de seguridad del país.
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