Con un 6,5% de desempleo y un crecimiento estimado para este año del 3,8%, no puede decirse que Israel sufra las misma complicaciones económicas que Europa. Aun así, ante el creciente peso de la deuda pública, el flamante ministro de Finanzas, Yair Lapid, propuso una de las más ambiciosas campañas de recortes y austeridad fiscal en la historia del Estado hebreo.
A pesar del crecimiento y bajo desempleo, a Israel le pesa el gasto público, carga resultante de generosos subsidios y exenciones a grupos económicos, ultraortodoxos y miembros de asentamientos además de la manutención de un formidable aparato de seguridad nacional. El domingo pasado, Lapid consiguió que el Gobierno israelí acepte aumentar el techo de endeudamiento público hasta el 4.65% del Producto Interior Bruto anual, frente al 4.2% del año pasado.
En la campaña electoral Lapid se erigió como el paladín de las clases medias, un líder ajeno a maquinaciones políticas. Con la cartera ya en mano, se encontró con la realidad: era nuevo ministro de Finanzas bajo un primer ministro en segundo mandato y responsable por un déficit «mosntruoso», según sus palabras, que ahora debe reparar.
Esta semana presentó su nuevo presupuesto, queaún tiene que ser aprobado por el Gobierno. El recorte total que busca Lapid es de 24.500 millones de shékels (7.800 millones de dólares) en 2013 y 2014. El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, en visita oficial a China, le manifestó su apoyo, pero se reserva la prerrogativa de vetar recortes en defensa. Lapid exige reducir ese gasto en 1.300 millones de dólares.
Tanto el presidente de Israel, Shimón Peres, como el Gobernador del Banco de Israel, Stanley Fischer, lo apoyan.
Entre sus propuestas principales: aumentar el IVA del 17 al 18% y el impuesto sobre la renta en un 1,5% a todos los contribuyentes sin excepción. La exclusión del IVA para los turistas será anulada.
Se aplicará un tributo sobre bienes de lujo y se acabará con subsidios diversos a las compras de viviendas. El resultado: un 42% de los israelíes consultados por el Instituto Shiluv Millward Brown Research Group para el diario «Israel Hayom» cree que Lapid es un mal ministro de Finanzas. Un 50% considera su nombramiento un error.
Lapid consiguió llegar a un acuerdo con Ofer Eini, el secretario general de la mayor central de obrera de Israel, la Histadrut, pretendiendo conseguir dos años de estabilidad laboral. En una rueda de prensa conjunta afirmó: «No toleraré que Israel se convierta en Grecia».
Grupos de ciudadanos que en 2011 ya ocuparon las calles contra la desigualdad económica y social, llamaron a reanudar las protestas este sábado en Tel Aviv y en otras ciudades del país.
«La gente tiene que salir a las calles para hacerse oír», afirmó al Canal 1 israelí Dafni Leef, una de las líderes de ese movimiento de indignados, que organiza la manifestación del sábado.
«Es más fácil, si llevas la concentración a las avenidas y a las plazas de las ciudades para que el político vea, escuche y que acceda a dialogar. Es una forma de conseguir una conexión inmediata con él», agregó.
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