El presidente de EE.UU, Barack Obama, ordenó al Pentágono y al Ejército norteamericano a suspender una transferencia de misiles y de otros armamentos que Israel solicitó durante su operación en Gaza, informó «The Wall Street Journal».
Según el diario, Obama manifestó su malestar al descubrir su poca influencia sobre el envío de armas a Israel, a pesar de que había expresado su pesar por los daños que los ataques israelíes causaban a civiles palestinos en la franja.
Desde que se inició la ofensiva israelí, funcionarios de la Casa Blanca se percataron de que EE.UU envió grandes cantidades de armamento a Israel por canales de venta directa sin que el proceso se supervisara a nivel político.
A raíz de esto, el Departamento de Estado exige ahora revisar cada petición israelí de armas estadounidenses individualmente y suspender la venta directa a través de canales militares.
De acuerdo con «The Wall Street Journal», la decisión pretende dejar claro a Israel que no tiene un «cheque en blanco» de Washington respecto al uso de armas en sus operaciones en Gaza.
Según el rotativo, Obama calificó la actitud del primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y sus asesores durante la ofensiva en Gaza de «imprudente y poco fiable».
Fuentes de la Casa Blanca describieron la última conversación telefónica del miércoles entre Netanyahu y Obama como «particularmente agresiva».
La total falta de confianza entre ambos explica el deterioro sin precedentes en las relaciones bilaterales traducido en la orden de frenar el suministro de misiles Hellfire para helicópteros de combate y de otros armanentos.
Además, Obama criticó que Netanyahu no cuente con Estados Unidos para la mediación de tregua con la delegación palestina en Egipto pero sí para que le dé garantías de seguridad sobre Gaza.
El presidente tampoco perdona al primer ministro por no haber hecho todo lo necesario para que el proceso de paz con los palestinos patrocinado por Kerry tuviera éxito, y le acusa de hacer campaña a favor del partido republicano en las elecciones.
Desde el inicio de la operación «Margen Protector», Israel solicitó fondos a Estados Unidos para reabastecer su sistema de interceptores de misiles Cúpula de Hierro y el Departamento de Estado lo aprobó sin ningún reparo.
Sin embargo, según denunció «The Wall Street Journal», Israel encontró la manera de evitar la burocracia de la Casa Blanca, asegurándose el abastecimiento de morteros, obuses y misiles Hellfire, todo ello valorado en más de tres millones de dólares.
El cargamento de armas se envió en varias tandas: el primero con los interceptores que incluyeron la munición de mortero y obuses, y después el segundo con misiles Hellfire. Fue después de que Obama supiera que el primer abastecimiento contenía suministros no aprobados cuando retuvo el segundo envío.
Desde entonces se abrió una batalla diplomática entre Washington y Jerusalén, además de la investigación y debates internos que se llevarán a cabo dentro la Casa Blanca.
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