«Debemos admitir que la sociedad israelí está enferma de racismo y que es nuestra obligación sanearla», dijo el presidente Reuvén Rivlin, en dos intervenciones públicas en Jerusalén: la inauguración de una avenida con el nombre del ex primer ministro hebreo, Itzjak Shamir, y un evento de entrega de becas en la Academia de Ciencias de Israel.
Acompañado por el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, el mandatario reconoció también que «la tensión entre judíos y árabes dentro de Israel llegó a niveles sin precedentes, y que las relaciones entre todas las partes están en su punto más bajo».
«La epidemia de la violencia no está limitada a uno u otro grupo, se filtró a todas las áreas», agregó.
En una conferencia titulada «De la xenofobia a aceptar al otro», convocada por la Academia a raíz de los repetidos ataques racistas del último año, Rivlin recordó la «alarmante secuencia de incidentes» que tuvo lugar en Israel y su impacto en la sociedad.
«Hay violencia en los estadios de fútbol, en círculos académicos, en hospitales y en escuelas», destacó sobre el creciente rechazo que los judíos sienten por la minorías de Israel y viceversa.
La última ola se produjo después de que varios políticos nacionalista israelíes, algunos de ellos miembros del Gobierno, exhortarán a expulsar de la primera división de fútbol al equipo Bnei Sajnín que el sábado rindió homenaje a un ex diputado árabe sospechoso de espionaje y traición.
La ceremonia de homenaje al ex parlamentario Azmi Bishara, auto exiliado en Qatar desde 2007, dio lugar a graves acusaciones racistas por las redes sociales en una y otra dirección.
El período de ataques racistas más grave se produjo sin embargo a principios del último verano, cuando tres adolescentes israelíes fueron secuestrados y asesinados en Cisjordania por terroristas de Hamás y, tres semanas después, un adolescente palestino de Jerusalén Este fue quemado vivo por radicales judíos en un acto de venganza.
Parafraseando al pensador judío Martin Buber, Rivlin se preguntó «no si nos olvidadamos de lo que es ser judío, sino si nos olvidamos de lo que es ser humano».
«¿Nos olvidadamos de lo que es hablar? ¿Abandonamos el secreto de dialogar?», se preguntó al instar a los académicos y científicos a alzar su voz contra el racismo y preparar a las próximas generaciones israelíes para que «sepan escuchar al otro y a hablar, compartir sin rechazar y discutir incluso sin estar de acuerdo».
Durante su discurso, Rivlin anunció la concesión de las primeras becas presidenciales de su mandato a investigadores en el campo de humanidades y ciencias sociales que se dediquen al encuentro entre culturas, idiomas y religiones, en particular entre las de Oriente y Occidente.
Fotos: Gentileza Oficina de Presidencia de Israel
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