Con una abrumadora mayoría, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que insta a Israel a renunciar a su arsenal nuclear y a poner bajo inspección internacional a todas sus instalaciones nucleares, dos reclamos que el Gobierno de Jerusalén no está dispuesto a discutir.
La resolución, adoptada por 161 votos contra cinco, destacó que Israel es el único país de Oriente Medio que no es miembro del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, pese a que la atención internacional está puesta hace una década en el programa nuclear iraní.
Israel, Canadá y Estados Unidos estuvieron entre los tres detractores más enardecidos de la resolución, que además contó con 18 abstenciones.
El Estado hebreo nunca confirmó que tuviera armas nucleares, sin embargo, Mordejai Vanunu, un técnico desertor de su programa nuclear reveló la verdad al mundo entero en 1986 y con el correr de los años, su versión fue corroborada por documentos secretos filtrados de los servicios de inteligencia de algunas de las potencias occidentales, entre ellas, Estados Unidos.
La resolución aprobada llama a Israel a «ingresar al tratado lo antes posible para no desarrollar, probar o adquirir armas nucleares, para renunciar a la posesión de armas nucleares y para poner todas sus instalaciones bajo control de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) de la ONU».
Lo mismo reclaman las principales potencias del mundo a Irán, quien, pese a las sospechas de Israel y las potencias occidentales de que Teherán usa su programa nuclear civil para esconder un desarrollo militar clandestino, sí firmó el Tratado de No Proliferación.
La resolución, dirigida a Israel y titulada «El riesgo de la proliferación nuclear en Oriente Medio», fue presentada por Egipto y emuló una iniciativa que varios países árabes impulsaron sin éxito en el seno de la AIEA en Viena en septiembre pasado.
El texto aprobado recordó que el Gobierno estadounidense de Barack Obama intentó abrir un diálogo entre los países de la región para conseguir una zona libre de armas nucleares, pero que las negociaciones finalmente fracasaron y fueron abandonadas de forma definitiva en 2012.
Hace unas semanas, cuando se comenzó a discutir en comisión esta resolución, el embajador de Estados Unidos ante dicho órgano, Robert Wood, explicó por qué su país, un declarado aliado incondicional de Israel, se niega a apoyar el pedido.
Según el diplomático, el texto «no logra cumplir con los estándares fundamentales de justicia y equilibrio. Se limita a expresiones de preocupación por las actividades de un sólo país».
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