El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, logró la aprobación del Parlamento a su nuevo gobierno, aunque al cabo de una jornada políticamente tan accidentada que pareció presagiar los problemas de gobernabilidad que se auguran para una frágil coalición sostenida por una mayoría de una sola banca.
En una borrascosa ceremonia con demoras, interrupciones y protestas de la oposición, Netanyahu presentó a los miembros de su gabinete derechista, ultrarreligioso y refractario al proceso de paz con los palestinos, que fue aprobado por 61 votos - las bancas que controla su coalición en el Parlamento - contra 59.
El nuevo gabinete estará finalmente compuesto por 20 carteras, lo que obligó al mandatario a modificar la Ley Básica para ampliar el número de ministerios y satisfacer así las demandas de sus socios de coalición.
El estrecho margen de confianza obtenido por Netanyahu para su ejecutivo se convierte - según numerosos analistas - en un anuncio de las dificultades que deberá afrontar el nuevo gobierno israelí.
La ceremonia de investidura, que fue pospuesta dos horas sobre el horario inicial debido a la dilación de las negociaciones hasta el último momento sobre la composición del ejecutivo, se vio interrumpida en numerosas ocasiones por diputados de la oposición, que llegaron a abandonar la sala.
Durante la sesión, Netanyahu presentó su declaración de intenciones de cara a su nuevo mandato así como a los miembros que su próximo gabinete.
«He aquí los resultados: a favor, 61 votos; en contra 59. Declaro que el gobierno obtuvo la confianza de la Knéset. Felicitaciones», anunció el presidente del Parlamento, Yuli Edelstein, tras una ceremonia tensa que comenzó con la expulsión de tres diputados árabes israelíes.
Estos últimos criticaron verbalmente al primer ministro mientras otros diputados de la oposición estallaban de risa al escuchar a Netanyahu decir en la apertura de la sesión: «preservaremos nuestra seguridad y haremos todo lo posible para conseguir la paz».
Además, el suspenso durante la jornada se incrementó con la hospitalización del diputado del Likud, Ayub Kara, lo que ponía en duda su presencia decisiva durante la votación.
Kara es druso, y hace algunos días dijo que a su juicio era «impensable» que no hubiera ningún representante de su comunidad en el gabinete.
«Si no soy ministro habrá sorpresas. Los drusos no estamos aquí sólo para morir en combate», indicó.
Dos miembros del Likud conservarán sus ministerios: el titular de Defensa, Moshé Yaalon, y el de Transportes, Israel Katz, que también se encargará de la cartera de Inteligencia. Yuval Steinitz, ex ministro de esa cartera clave en el gobierno, pasará por su parte a ocupar el ministerio de Energía, pero con control director del tema de la energía nuclear iraní, uno de los asuntos más importantes de la política exterior israelí.
Asimismo, Silvan Shalom será viceprimer ministro y ministro de Interior, Yariv Levín, titular de Turismo y de Relaciones con el Parlamento, Haim Katz, ministro de Asistencia Social, Gila Gamliel se ocupará de Igualdad y Tercera Edad, Miri Regev de Cultura y Deportes, Zeev Elkin de Aliá y Absorción y Danny Danón de Ciencia y Espacio Sideral. Benny Begin y Ofir Akunis, serán ministros sin cartera.
Además, Moshe Kahlón se encargará de Finanzas, Yoav Galant de Construcción, Avi Gabai de Medioambiente, Naftali Bennett de Educación, Ayelet Shaked de Justicia, Uri Ariel de Agricultura, Arié Deri de Economía y Desarrollo de la Galilea y el Negev, y David Azulai de Asuntos Religiosos.
El número 2 del Likud, Gilad Erdán, se negó a recibir la cartera de Seguridad Interior y exigió la Cancillería. Aún está por verse si integrará el nuevo ejecutivo.
El propio Netanyahu se reservó las carteras de Exteriores, Comunicaciones, Salud y Desarrollo regional, por lo que su formación contará con una buena cantidad de viceministros.
Según el primer ministro, la coalición gubernamental considera la paz con los palestinos como uno de sus mayores objetivos, de acuerdo al texto que publicó el miércoles con sus líneas directrices.
El texto no menciona, sin embargo, la creación de un Estado palestino independiente, aunque esa iniciativa está en el centro de todos los proyectos elaborados por la comunidad internacional para zanjar un conflicto de varias décadas.
Netanyahu llamó al líder de la oposición, Itzjak Herzog, a sumarse a su gobierno y ayudar a implementar amplias reformas electorales para sacar a Israel de la inestabilidad política, lo que se tradujo en nuevas elecciones prácticamente cada dos años. .
Por su parte, Herzog, líder del Grupo Sionista, la segunda fuerza política, aseguró que no se unirá a la coalición sino que la cambiará lo antes posible. El dirigente agregó que «no era un día feliz» y catalogó de «circo» al gobierno de Netanyahu.
Herzog criticó la falta de horizonte político hacia los palestinos y predijo que el nuevo gobierno no duraría mucho.
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