El ataque de presuntos colonos en la aldea palestina de Duma, en Cisjordania, donde lanzaron cócteles mólotov contra dos casas, mataron a un bebé de 18 meses y a su padre e hirieron gravemente a su hermano, de 4 años, y a su madre, provocó que las fuerzas de seguridad de Israel intensificaran la persecución de judíos extremistas.
El Shin Bet arrestó a diversos jóvenes judíos religiosos de extrema derecha en conexión con otros ataques como el incendio de la Iglesia de la Multiplicación de los Panes y los Peces, cerca del mar de Galilea.
Tres de los arrestados, a los que se puso bajo detención administrativa - sin detallar los cargos que les imputan y que pueden permanecer en prisión sin juicio - presuntamente pertenecen a un grupo extremista clandestino que planea ataques contra los árabes y busca derrocar al Gobierno, según el Shin Bet.
«Pero la mayoría de los arrestados no tienen una conexión directa con el ataque de Duma», afirmó Efraim Halevy, ex jefe del Mossad, el servicio de espionaje israelí.
Halevy cree que los que siguen estas ideas son pocos en Israel y la mayoría son muy jóvenes.
«Son un número más bien pequeño, gente que se conoce en muchos casos, del mismo asentamiento o de la escuela. Y la mayoría son jóvenes», dijo.
Según Halevy, los sospechosos no pertenecen a una organización muy potente sino que constituyen una red de pequeños grupos que «se enmarcan dentro de una ideología de movimiento nacional romántico-religioso que quiere dar respuesta a situaciones que consideran inaceptables, vengarse de los palestinos y criticar al Estado por no aplicar más la religión y sí persiguen derrocarlo».
El ex jefe del Mossad recalcó que muchos de ellos proceden de familias judías ultraortodoxas.
«Los ultraortodoxos clásicos están alienados del movimiento sionista, son pasivos, estudian la Torá y no se implican en política, pero en los últimos tiempos esto cambió, hay ultraortodoxos que se pasaron al activismo político y no tienen límites», señaló.
«La sociedad haredi (ultraortodoxa) cambió mucho. En los años '50 era una élite, unos pocos que se dedicaban al estudio de los libros sagrados. Pero creció muchísimo y no todos tienen capacidad para dedicarse a este estudio tan intenso; la mitad de ellos no pueden», apuntó Halevy.
«Pero tampoco están bien preparados para integrarse en la sociedad y en la fuerza de trabajo porque su formación tiene muchas carencias, y los grupos extremistas les dan algo a lo que asirse», agregó el veterano experto en seguridad.
Halevy recordó que el principal asesino del adolescente palestino, Mohamed Abu Jdeir, secuestrado y quemado vivo por tres israelíes en julio del 2014 en un bosque de Jerusalén, es ultraortodoxo.
Halevy cree que algunos jóvenes que integran grupos judíos extremistas como Lehavá - que está en contra de los árabes, los homosexuales y la mezcla de los judíos con los no judíos - fueron niños y adolescentes problemáticos, con fracaso escolar y rechazados por la sociedad.
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