La Casa Blanca confirmó que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibirá el 9 de noviembre al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, cuyas relaciones viven tiempos convulsos por las negociaciones en torno al programa nuclear iraní.
De acuerdo con el vocero presidencial, Josh Earnest, ambos discutirán la aplicación del pacto internacional firmado en julio entre la nación persa, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania, así como otros asuntos regionales, entre ellos los esfuerzos para contrarrestar las actividades del Estado Islámico (EI) en la región.
El 3 de marzo, Netanyahu intervino ante el Congreso norteamericano invitado por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ocasión en la que vertió ácidas críticas contra las negociaciones con Teherán.
Obama se negó a recibirlo entonces con el alegato de que como norma no se reúne con ningún líder mundial dos semanas antes de las elecciones en sus países.
Analistas observaron que el rechazo al diálogo pudo estar motivado porque en esa oportunidad no se informó de la invitación a la Casa Blanca, lo que fue visto por los demócratas y el Ejecutivo como una violación de protocolo.
Las relaciones entre Obama y Netanyahu empeoraron aun más en los últimos meses debido a la cuestión iraní y las denuncias de espionaje por parte de Jerusalén a las negociaciones internacionales sobre el programa nuclear, según reveló en marzo el diario «The Wall Street Journal» y negó la cancillería hebrea.
Otra señal de las tensos vínculos fue que el Obama felicitó con dos días de retraso a Netanyahu por su victoria electoral durante los comicios de ese mes.
El mandatario israelí echó aún más sal a la herida cuando previo a las votaciones, descartó una eventual solución de dos Estados para el largo conflicto con los palestinos.
Para la Casa Blanca, tales declaraciones añadieron interrogantes sobre el compromiso de Netanyahu para alcanzar un acuerdo a través de negociaciones directas.
El jefe del Ejecutivo hebreo intentó restañar en sus declaraciones post-campaña los nexos con el Gobierno estadounidense y en tal sentido aseguró que estaba dispuesto a trabajar junto a Obama, pese a las diferencias.
No obstante el evidente distanciamiento entre la administración demócrata y el gabinete israelí, Obama aseguró que continuará la cooperación militar y de los servicios de inteligencia con el Estado judío.
Israel es el más estrecho aliado norteamericano en Oriente Medio y recibe de Washington una ayuda militar superior a los tres mil millones de dólares anuales.
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