El Gobierno israelí decidió cerrar la Ciudad Vieja de Jerusalén a los palestinos, tras ataques terroristas que se cobraron la vida de dos ciudadanos. El casco antiguo de Jerusalén, que suele estar muy concurrido en días de fiesta, tenía un aspecto de ciudad atrincherada, con las tiendas cerradas, los callejones casi vacíos y las puertas custodiadas por cientos de policías.

Es la primera vez que las autoridades toman esta medida, según la portavoz de la policía, Luba Samri. Durante 48 horas sólo los israelíes, los residentes de la Ciudad Vieja, turistas, empresarios y estudiantes podrán entrar.

Según Samri, esta medida impedirá que la inmensa mayoría de los palestinos de Jerusalén Este, que viven fuera de la Ciudad Vieja, puedan acceder a esta parte de la ciudad. Los árabes israelíes sí podrán entrar en la zona, precisó.

El acceso a la Explanada de las Mezquitas en el Monte del Templo prohibida a los hombres de menos de 50 años, es una medida utilizada en momentos de tensión. No habrá restricciones de acceso para las mujeres, añadió Samri.

El gobierno palestino criticó la decisión de Israel en un comunicado en el que denunció «la política de escalada de las autoridades de ocupación israelíes en Jerusalén y en Cisjordania ocupada».

El cierre de la Ciudad Vieja se produjo después de que Mohanad Shafik Halabi, un palestino de 19 años miembro de la Yihad Islámica, mató a dos israelíes e hirió a una mujer y a un niño de dos años con arma blanca y de fuego antes de ser abatido por la policía.

Horas después, otro palestino hirió gravemente a cuchilladas a un transeúnte en la parte oeste de la ciudad antes de ser abatido por las fuerzas del orden.

Con motivo de las fiesta judía de Sucot, que concluye este el lunes, y dada la importancia de la fiesta musulmana de Id al-Adha, la policía desplegó las últimas semanas unos mil hombres suplementarios para hacer frente al flujo de fieles en la Ciudad Vieja.

Miles de personas acudieron al funeral de los dos israelíes asesinados. El primero en ser enterrado fue Nehemía Laví, de 41 años, conocido rabino del seminario Ateret Cohanim, situado en el corazón del barrio árabe de la Ciudad Vieja.

Una multitud de seguidores del popular rabino acompañaron a su mujer y a sus siete hijos en el funeral que tuvo lugar en el principal cementerio de la ciudad, Givat Shaul, y al que acudió el presidente israelí, Reuvén Rivlin.

«Has muerto por tu pueblo y por tu Estado. Por tu patria. La entrega por el otro fue siempre la senda de tu vida», dijo Rivlin sobre el difunto, que murió apuñalado tras acudir en ayuda de una familia ultraortodoxa que estaba siendo atacada.

El padre de esa familia, Aharón Bennet, que también murió en el ataque, fue enterrado en el mismo cementerio, después de que su familia rechazara el ofrecimiento de las FDI de ser sepultado en uno militar.

De 21 años y padre de dos hijos, uno de los cuales también resultó herido en el ataque, al igual que la madre, Bennet cumplía el servicio militar obligatorio dentro de un plan de integración social para los ultraortodoxos.

Rivlin pidió a los participantes que no dejen de visitar la Ciudad Vieja de Jerusalén a raíz de este suceso, que fue reivindicado por la Yihad Islámica desde la Franja de Gaza.

«Debemos seguir su camino. El del rabino Nehemia y el de Aharón, y demostrar con hechos que el terrorismo no cambiará nuestro modo de vida», afirmó el jefe del Estado israelí.

A los funerales asistió también el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, que denunció que ambos habían sido asesinados «por un odio ciego» del que acusó a la Autoridad Palestina (AP).

«Los que derramaron la sangre de estos inocentes son también los que incitan al asesinato desde la Autoridad Palestina y los que encienden las llamas desde las mezquitas. Ellos también levantaron el cuchillo junto al terrorista», afirmó el alcalde.