La Liga Árabe condenó lo que llamó «complots israelíes para judaizar Jerusalén», uniéndose a palestinos y otras instituciones islámicas que repudiaron enérgicamente el intento de provocación en el Monte del Templo, llevado a cabo por extremistas judíos.
En un comunicado emitido en El Cairo, la Liga Árabe denunció que Israel intenta alterar la composición étnica y religiosa de Jerusalén, tolerando el asedio de extremistas judíos y la ocupación por militares de la Explanada de las Mezquitas, el tercer sitio sagrado del Islam.
La Liga instó a detener lo que calificó de intento de judaizar la ciudad, cuna de las religiones musulmana, cristiana y judía, y cuya parte oriental deberá ser capital del futuro Estado palestino independiente.
Por su lado, el jeque de la mezquita de Al-Aksa, Ahmed Al-Tayeb, instó a los musulmanes del mundo a responder a «esos actos bárbaros, mostrar celo por los lugares sagrados y furia por el desprecio judío».
La institución islámica sunnita, con sede en Egipto, subrayó que esas acciones irrespetan la santidad de los lugares de culto, y también el derecho internacional y humano.
Extremistas israelíes y miembros del partido Likud simpatizantes de Moshé Feiglin, trataron de subir al Monte del Templo a modo de provocación, pero fueron detenidos por fuerzas de seguridad israelíes. Previamente habían llamado por redes sociales a congregarse en el lugar para «defender la soberanía israelí y reconstruir el Segundo Templo».
Los agentes de seguridad cerraron las puertas de las mezquitas y luego de presiones permitieron el acceso sólo a palestinos mayores de 50 años, lo que llevó a Hamás en Gaza a advertir de la posibilidad de «una nueva masacre ejecutada por las fuerzas sionistas y sus colonos».
Dirigentes de la organización terrorista Hamás, que controla la Franja de Gaza, responsabilizaron al primer ministro Netanyahu de las consecuencias de los choques en los que resultaron heridos varios palestinos y un oficial israelí.
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