El Gobierno israelí lanzó una campaña para cuantificar los bienes expropiados a los judíos que fueron expulsados o se vieron obligados a abandonar los países árabes a raíz de la creación del Estado de Israel en 1948.
La campaña fue anunciada por el viceministro de Exteriores, Danny Ayalón, en Jerusalén, en el marco de la conferencia «Justicia para los Refugiados Judíos de los Países Árabes» que busca el reconocimiento internacional a este hecho.
«Hubo cerca de un millón de refugiados judíos que fueron expulsados antes y después de la Guerra de Independencia de Israel», dijo Ayalón antes de la conferencia, en la que participaron representantes judíos de varios países.
Según el viceministro, «hay que recordar que los judíos dejaron muchos más bienes que los palestinos» y que si en un futuro acuerdo de paz se habla «de una solución para refugiados y de compensaciones, éstas deben ser iguales para árabes y judíos».
El Congreso Judío Mundial, la organización que encabezó en los '90 la lucha por la restitución de propiedades expoliadas por la Alemania nazi y la devolución de haberes en cuentas dormidas desde la Segunda Guerra Mundial, cifra el valor de las propiedades judías abandonadas en los países árabes en más de 20.000 millones de dólares.
Un documento del Congreso Judío Mundial que define a estos judíos como «víctimas del conflicto árabe-israelí», cifra en más de 900.000 los judíos que vivían en países árabes en 1945, de los que hoy quedan unos 7.000, la mitad de ellos en Marruecos.
Ayalón explicó que esos judíos, que en el caso de Irak vivían allí desde hacía dos milenios, fueron «despojados de sus bienes, atacados, masacrados y expulsados», lo que, en su opinión, los convierte en «refugiados» como cualquier otro del mundo obligado a marcharse.
«Fueron expulsados por decisiones tomadas a conciencia por los gobiernos de los países árabes, que organizaron pogromos, redadas, asesinatos y aprobaron leyes para despojar a los judíos de su nacionalidad», coincide con él Jerrold Nadler, congresista demócrata estadounidense participante en el encuentro.
Un tercio de los judíos que residían en el mundo árabe hasta la década de los cincuenta se radicaron en Europa y América y los dos tercios restantes en Israel.
Nadler, que formuló varias leyes por el Congreso norteamericano para que EE.UU equipare sus estatus, declaró que «el hecho de que Israel absorbiera a una parte de los refugiados judíos, lo que no hicieron los países árabes con los refugiados palestinos, no significa que no tengan derecho a una compensación por la propiedad que les fue robada».
«Es una cuestión de justicia», aseguró el congresista, que no contempla la posibilidad de que ni los judíos ni los palestinos regresen a los hogares de los que se vieron despojados por el conflicto, sencillamente porque «la comunidad internacional reconoce el derecho a ser reubicados y compensados y no a ser repatriados».
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