Tras las duras críticas de Estados Unidos, el Ejecutivo israelí retiró en su última reunión la decisión de incentivar económicamente a personas que deseen radicarse en los asentamientos judíos en Cisjordania.
Los beneficios de vivienda - que afectan a diversas áreas de prioridad nacional entre las que se incluyen 70 colonias - no se aplicarán a las casas en territorio ocupado sin aprobación específica del ministerio de Defensa, que tiene la última palabra respecto a edificación en los asentamientos.
La decisión gubernamental modifica la anunciada el pasado domingo, después de que el portavoz adjunto del Departamento de Estado norteamericano, Mark Toner, señalase que los incentivos financieros a los asentamientos «ponen en peligro la vuelta de las partes a las tratativas directas por lo que no son constructivas y no ayudan al objetivo común».
Los incentivos a la vivienda tienen como objetivo, según informó en un comunicado el Gobierno israelí, «incentivar el traslado de ciudadanos a dichas comunidades y buscar soluciones para solventar el problema de vivienda», además de «fortalecer económicamente a esas comunidades».
Durante el Gobierno de Ariel Sharón, Israel se comprometió con la Administración norteamericana a no motivar el desplazamiento de su población hacia los asentamientos en Cisjordania, un compromiso que ratificó el actual primer ministro Binyamín Netanyahu, al acceder al cargo en 2009.
El crecimiento físico y demográfico de los asentamientos es el principal obstáculo para el reinicio de las negociaciones entre israelíes y palestinos, estancadas desde septiembre de 2010 y que la comunidad internacional, y especialmente el Cuarteto de Oriente Medio, tratan de reactivar.
La Autoridad Palestina se niega a dialogar mientras Israel continúe ampliando los asentamientos en Cisjordania. Por otro lado, el Gobierno israelí considera que el destino de éstos deberá decidirse en durante las tratativas y no admite que sea una condición previa a las mismas.
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