El presidente ruso, Vladimir Putin, abogó en Jerusalén por trabajar mano a mano con Israel para resolver «pacíficamente» el asunto nuclear iraní, en una visita al país marcada por los lazos de Moscú con Teherán y Damasco.
«Mantuvimos una conversación exhaustiva sobre el programa nuclear de Irán e, incluso en la actual situación, estimo que seguiremos consultando y trabajando juntos y que estos asuntos se resolverán pacíficamente por el bien de todas las partes», dijo Putin tras reunirse con el primer ministro Binyamín Netanyahu.
Netanyahu destacó la coincidencia de ambos países sobre el «grave peligro que supondría en primer lugar para Israel, pero también para la región y el mundo que Teherán desarrollase armamento nuclear».
«Creo que ahora deberíamos hacer dos cosas: Aumentar las sanciones y aumentar las demandas», agregó en referencia a la ronda de negociaciones del Grupo 5+1 (EE.UU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) para que Irán detenga su plan nuclear, la tercera y última de las cuales tuvo lugar la pasada semana en Moscú.
Putin, que también abordó con detalle el tema sirio, dedicó unas palabras a la ausencia de perspectivas de paz entre palestinos e israelíes, tema arrinconado en la agenda de la visita por el papel bisagra de Moscú ante las muertes en Siria y el diálogo con Irán.
«En este contexto de acontecimientos en Oriente Medio, es importante resolver largos conflictos. Exhortamos a ambas partes a renovar las negociaciones: es la única forma de resolver el problema», añadió el mandatario ruso un día antes de reunirse en Belén con el presidente palestino, Mahmud Abbás.
Según fuentes diplomáticas citadas por el diario israelí «Yediot Aharonot», los líderes israelíes pidieron a Putin garantías de que las bases de cohetes no convencionales no caerán en Siria en manos de rebeldes o de organizaciones terroristas.
Por su parte, el presidente de Israel, Shimón Peres, que compareció ante la prensa con su invitado en dos ocasiones, estableció incluso un paralelismo histórico entre el papel de Moscú ante Siria e Irán y el que desempeñó al derrotar a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
«Estamos seguros de que Rusia, que golpeó al fascismo, no permitirá amenazas similares: ni la amenaza iraní ni el baño de sangre en Siria», señaló Peres en la inauguración conjunta en la ciudad de Natania, al norte de Tel Aviv, de un monumento en recuerdo a los soldados del Ejército Rojo caídos ante las tropas nazis.
Peres destacó además la «deuda de gratitud» de Israel y el pueblo judío al papel del gigante soviético en la liberación de los campos de concentración y exterminio.
Putin aprovechó la ocasión para defender la necesidad de «hacer todo lo posible para que la doctrina nazi bajo cualquier disfraz quede como algo del pasado», en un momento en que el mundo y la paz son «aún frágiles».
A última hora de la tarde, en Jerusalén, antes de agasajarle con una cena de Estado en la residencia presidencial, Peres sugirió a su invitado que transmita al pueblo iraní las «emociones difíciles que generan en Israel las amenazas de destrucción pronunciadas en Teherán».
"Sé que Rusia niega a Irán armas nucleares. Estoy seguro de que bajo su liderazgo, Rusia desempeñará un papel clave para restaurar la paz y la seguridad», sentenció.
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