El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, afirmó tras la votación en la Asamblea General de la ONU a favor de la elevación del estatus de Palestina en la organización de entidad observadora a Estado observador no miembro que lo que se conseguió es «una resolución que no tiene significado», al tiempo resaltó que «no cambiará nada sobre el terreno, ya que no se creará un Estado palestino sin un acuerdo que garantice la seguridad de los ciudadanos israelíes».
«No permitiré que la formación de un tercer frente iraní en nuestra frontera con Cisjordania», aseguró Netanyahu refiriéndose a la Franja de Gaza y Líbano.
A través de un comunicado emitido inmediatamente después de la votación, Netanyahu acusó a los palestinos de violar los acuerdos existentes con Israel al acudir a Naciones Unidas de forma unilateral.
«Israel actuará en consecuencia. El camino de paz entre Jerusalén y Ramallah es a través de las negociaciones directas sin condiciones previas, no las decisiones unilaterales en la ONU», agregó.
El primer ministro israelí utilizó un tono duro para responder al discurso no menos duro del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, al que acusó de utilizar «falsa propaganda» y de hacer comentarios «hostiles y venenosos».
«No son las palabras de un hombre que quiere la paz», lamentó el jefe de Gobierno israelí, que irá a elecciones en menos de dos meses tras las que, si se cumplen las encuestas, será confirmado en el cargo para otra legislatura.
Durante su discurso, Abbás defendió su iniciativa hasta el punto de que consideró que es «la última oportunidad» para lograr una solución de dos Estados en Oriente Medio.
En su discurso ante la Asamblea General, Abbás subrayó que «llegó el momento de que el mundo hable claro, toda vez que el tiempo y la paciencia se están agotando».
«Hoy confirmaremos a nuestro pueblo que no está solo», declaró, consciente de que su plan contaba con los votos suficientes para salir adelante y que obtendría el «certificado de nacimiento» que buscó para Palestina desde hace más de un año.
«El Gobierno de Israel no quiere paz», afirmó Abbás que volvió a reclamar un Estado palestino con las fronteras previas a 1967 y con Jerusalén Oriental como capital. «Hasta que Palestina cuente con su propio Estado, seguirá la resistencia pacífica, advirtió sin especificar.
«No importa cuántas manos se levanten contra Israel, porque no hay poder sobre la tierra que vaya a provocar que se ponga en compromiso la seguridad de Israel», acentuó el mandatario hebreo.
Netanyahu dejó entrever que su Gobierno responderá al reconocimiento de Palestina, aunque no especificó ninguna medida concreta.
Hasta el momento, la opción que fue barajada es la congelación de la entrega de 200 millones de dólares recaudados en impuestos que Israel debe transferir a la Autoridad Palestina.
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