La cumbre germano-israelí comenzó con malos augurios, un día después de que la Unión Europea convocara al embajador de Israel para expresarle «las profundas preocupaciones» de Europa por la política de asentamientos del Gobierno de Netanyahu.
El primer ministro israelí, que en la noche de ayer cenó en Berlín con la canciller Ángela Merkel, se mostró indiferente ante estas críticas.
Sobre la abstención de Alemania en la votación en la ONU que otorgó a Palestina el estatus de Estado observador no miembro, Netanyahu aseguró en República Checa, donde se detuvo algunas horas, que su país «hubiera esperado un 'No' alemán».
Precisamente los checos fueron los únicos socios de la Unión Europea que se alinearon con Israel y Estados Unidos para votar contra la propuesta. Netanyahu agradeció esta solidaridad al primer ministro checo Petr Ne?as.
El mandatario hebreo se mostró en Praga abierto a buscar un acuerdo negociado con los palestinos para alcanzar una paz basada en dos Estados.
«Israel quiere llegar a la paz con los vecinos palestinos y, para ello, debe llegar a un acuerdo en cuya base está la negociación», aseguró Netanyahu en una rueda de prensa en la sede del Gobierno checo.
El jefe del Ejecutivo de Israel indicó que la solución pasa por «dos Estados para dos pueblos. Y una paz donde el Estado palestino reconoce al Estado israelí».
«Palestina pidió al mundo ser reconocida sin ninguna garantía para Israel. Ni siquiera hubo una petición para acabar el conflicto», lamentó.
Las fuertes tensiones entre Israel y Palestina, que hace pocas semanas desembocaron en una enésima escalada violenta, están empañando así la relación entre Alemania y el Estado judío.
Netanyahu aseguró al diario «Die Welt» que la abstención alemana «hizo retroceder» el proceso de paz. El mandatario hebreo dijo estar personalmente decepcionado con la canciller Merkel.
Netanyahu llegó a Alemania acompañado de seis ministros de su Gobierno, para debatir con el Ejecutivo alemán sobre «sostenibilidad e investigación».
La apariencia trivial del tema debía demostrar la normalidad y fluidez de las relaciones entre ambos aliados, pero los últimos acontecimientos en Oriente Medio permiten dudar que las conversaciones excluyan problemas políticos urgentes.
Pero no sólo hay resquemor en el lado israelí. En Alemania hay cierto desagrado por la proximidad entre la visita y las elecciones parlamentarias israelíes dentro de seis semanas.
Según el diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung», el gobierno de Merkel envió señales de «comprensión» para el caso de que Netanyahu quiera retrasar la cumbre anual hasta después de los comicios. En Jerusalén no quisieron, lo cual se interpreta en Berlín como un intento israelí de transmitir a los votantes la sensación de que Netanyahu no está aislado internacionalmente pese a las muchas críticas.
Para mayor desconcierto, el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Liberman, se descolgó del viaje en el último minuto sin explicaciones claras. Desde la oposición socialdemócrata alemana se habla de «mal augurio» por su caída del cartel, que algunos medios atribuyen a «un resfriado».
Los otros dos partidos a la izquierda del arco parlamentario alemán, Los Verdes y Die Linke, emplazaron a Merkel a «hablar claro» con Netanyahu sobre sus proyectos de construir más asentamientos en Cisjordania y sobre la reciente violencia en Gaza.
El Gobierno de centro-derecha de Merkel protestó recientemente contra la construcción e 3.000 nuevas viviendas Cisjordania. También se pronunció repetidamente a favor de la solución de dos Estados.
El ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, justificó la abstención en la ONU por sus dudas de que el paso de reconocer a Palestina como Estado observador vaya a contribuir al proceso. «La fundación de un Estado palestino debe pasar por acuerdos entre ambas partes en conflicto», señaló.
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