Un día ante de las elecciones generales, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, restó importancia a las críticas sobre los asentamientos y afirmó que el programa nuclear de Irán es la verdadera amenaza para la seguridad regional.

Netanyahu dijo a un grupo de senadores estadounidenses que estaban de visita en Israel que «el problema no es construir asentamientos. El problema en Oriente Medio es el intento de Irán de fabricar armas nucleares. Esto fue, y sigue siendo, la principal misión que encaramos no solamente yo e Israel, sino todo el mundo».

Netanyahu es criticado por la comunidad internacional por levantar asentamientos judíos en Cisjordania en territorios reclamados por los palestinos.

El mandatario israelí aseguró que Hezbolá, Hamás y el Gobierno iraní seguirán de cerca los comicios israelíes. De hecho, lidiar con el programa nuclear iraní será una de sus prioridades si es reelegido.

Los últimos sondeos mostraron que el bloque Likud-Beiteinu, liderado por Netanyahu, podría hacerse con una exigua mayoría.
Dichos datos son preocupantes para el primer ministro, puesto que ratifican el desgaste de su figura, que, traducido en escaños en el Parlamento, supone diez diputados menos que en 2009.

A pesar de esta caída del apoyo popular, Netanyahu confía en su reelección, aunque tenga que acudir a pequeños partidos para garantizar su investidura, todos ellos más escorados en la utraderecha nacionalista y religiosa y renuentes a negociar con los palestinos.

Estos son Habait Haiehudí, que propugna por erigir más asentamientos y anexar Cisjordania, y los ultraortodoxos Shas y Iahadut Hatorá.

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