El jefe de Gobierno, Binyamín Netanyahu, ministros, diputados y numerosos diplomáticos israelíes tienen los ojos puestos en el juicio que se inició en el Tribunal del Distrito de Jerusalén. El Estado de Israel contra Avigdor Liberman, el ex ministro de Exteriores y número dos de la alianza Likud Beiteinu, la lista ganadora en las recientes elecciones.

Acusado con los cargos de abuso de confianza y fraude en el nombramiento de un embajador, el líder y fundador del partido Israel Beiteinu se sentó en el banquillo de los acusados en una imanten que espera olvidar en escasos meses.

Liberman defendió su inocencia en un juicio que si le declara inocente le permitirá regresar a la jefatura de la diplomacia en la nueva coalición que Netanyahu intenta formar. De lo contrario, podría ser el fin de su carrera política.

Tras numerosas investigaciones y supuestos casos de corrupción, el ex canciller deberá responder ante los tribunales por su actuación en el nombramiento del diplomático Zeev Ben Arié como embajador de Letonia en octubre de 2009.

La Fiscalía le acusa de haber promocionado la carrera de Ben Arié como recompensa tras ser alertado por éste - cuando era embajador de Bielorrusia - del requerimiento confidencial de la policía israelí a las autoridades locales sobre la investigación en un complejo entramado de blanqueo de dinero y empresas-tapadera.

Este último caso, considerado el más grave, no fue llevado a juicio ya que el asesor del Gobierno y fiscal general, Yehuda Weinstein, no creyó tener pruebas suficientemente consistentes para obtener la condena.

Las irregularidades en torno a Ben Arié y la actuación de Liberman en los nombramientos en Exteriores centrarán el juicio que se prevé relativamente rápido.

«Liberman declaró su inocencia y que actuó de acuerdo a la ley. No cometió ninguna acción criminal», declaró su abogado, Yaacov Weinrot.

Cuando fue imputado en diciembre y antes de dimitir como responsable de Exteriores, Liberman definió la acción de Ben Arié como «una estupidez» negando cualquier relación con su nombramiento como embajador o su promoción en el ministerio.

Su principal enemigo es quien fuera su viceministro, Danny Ayalón, que será el testigo principal de la Fiscalía durante el juicio.

«Me presionó para intentar promover nombramientos no adecuados en el servicio exterior pero conseguí frenar estas presiones y convencerle que no era adecuado", afirmó Ayalón, que según la acusación, dio luz verde a la elección de Ben Arié como embajador aunque al final no se hizo efectiva al abrirse una investigación.

Asimismo, Ayalón consideró que Liberman no puede volver a ser el jefe de la diplomacia. «No consiguió la confianza de la comunidad internacional en estos cuatro años y por eso no puede ejercer como ministro de Exteriores».

Liberman, por su parte, afirmó que el ex viceministro de Exteriores lo ataca «por rencor y venganza» tras ser apartado de forma sorprendente de la lista del partido Israel Beiteinu antes de las elecciones. «¿Por qué Ayalón no reclamó todo eso antes?», preguntó el ex canciller hace unas semanas.

La última palabra la tendrán tres jueces del Tribunal que volverán a reunirse el próximo 25 de abril para la exposición de pruebas. Si deciden condenarle o agregar una recriminación ética a su actuación, Liberman no tendrá más remedio que dejar la política.

El ex ministro espera que sea un juicio rápido y favorable para que Netanyahu cumpla su promesa preelectoral de reservarle la cartera de Exteriores si supera su batalla judicial. De momento, el líder hebreo no tiene coalición ni jefe de diplomacia.

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