Decenas de miles de israelíes, en su mayoría jóvenes de la derecha nacionalista y religiosa, marcharon por las calles de Jerusalén en un desfile que conmemoró el 46° aniversario de la reunificación de la ciudad bajo control de Israel en 1967.
Poco antes de que se iniciara la marcha, diez palestinos fueron detenidos por la policía israelí tras protagonizar disturbios en protesta por la convocatoria de la Municipalidad de Jerusalén.
El portavoz de la policía hebrea, Miki Rosenfeld, informó que los altercados se registraron en la Puerta de Damasco, junto a la muralla de la Ciudad Vieja, cuando un grupo con banderas palestinas trató de alterar el orden en medio de los preparativos del desfile.
Denominada «Marcha de las Banderas», la procesión se inició a media tarde y recorrió barrios judíos y árabes con banderas de diferentes tamaños de Israel, en el último caso, precisamente donde son constantes las fricciones entre las dos comunidades.
Numerosos grupos y movimientos judíos vinculados con los sectores más radicales de la derecha tomaron parte en el acto conmemorativo, que es considerado como una provocación por los palestinos.
Varios grupos de jóvenes judíos se concentraron bailando y coreando consignas ultranacionalistas en la Puerta de Damasco, ante la atenta mirada de los lugareños palestinos, algunos de los cuales portaban banderas palestinas para contrarrestar la «provocación».
El presidente del Estado de Israel, Shimón Peres, el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, y otras autoridades participaron por la tarde en uno de los actos de Estado celebrados en la Colina de las Municiones, donde se libró una de las principales batallas durante la Guerra de los Seis Días en 1967.
En una entrevista concedida a la radio pública israelí, Barkat rechazó cualquier posibilidad de que los palestinos puedan tener algún día soberanía sobre una parte de Jerusalén y propuso que designen a la ciudad de Ramallah como su capital
El intendente afirmó también que «es ridículo que los judíos no puedan rezar en el Monte del Templo».
Los palestinos reclaman que Jerusalén Este sea la capital de su futuro Estado mientras que la comunidad internacional no reconoce la anexión de la parte oriental de la ciudad por parte de Israel, que en 1980 aprobó la denominada Ley de Jerusalén, que la declaró su capital «eterna e indivisible».
El ministro para Asuntos de Jerusalén, Naftalí Bennett, enfatizó en un acto especial en el Parlamento israelí que «Jerusalén quedará unida para siempre. No hay otra Jerusalén», afirmó.
Notas relacionadas:
Día de fiesta y reflexión
Israel: Detienen e interrogan a Mufti de Jerusalén
La ciudad prostituta