«Margen Protector» es la operación militar más larga de los últimos ocho años para Israel. Las imágenes de muertos y devastaciones en Gaza provocan críticas internacionales, pero todos los esfuerzos por lograr un cese del fuego fracasaron hasta ahora.
Tampoco en la cuarta semana del conflicto Hamás muestra disposición a izar la bandera blanca. Pese al gran padecimiento de la población palestina en la franja, la organización terrorista viola incluso treguas humanitarias previamente acordadas.
Su dirigencia, y en especial su brazo armado, asegura que recién negociará cuando Israel y Egipto pongan fin al bloqueo al enclave costero palestino.
Ante esta línea dura adoptada por Hamás, que acepta las altas pérdidas de su propia población civil, Israel se encuentra entre la espada y la pared. Sin un fin de los continuados ataques con cohetes contra su territorio, el Estado judío no puede aceptar una tregua.
«Israel se encuentra en la trampa en los distritos periféricos de Gaza, sin estrategia de salida y sin perspectiva de un fin de los combates», escribió este viernes el analista Najum Barnea en el diario «Yediot Aharonot».
Finalmente a la cúpula política en Jerusalén le quedan ahora sólo dos posibilidades: «O retirar unilateralmente las tropas o avanzar aún más en la Franja de Gaza».
El primer ministro Binyamín Netanyahu tuvo grandes vacilaciones antes de esta guerra. También le gustaría finalizarla rápido, escribió Ron Ben Yishai, otro columnista del periódico. «Netanyahu ya no busca la imagen del vencedor. Busca una imagen de salida, un final, que pueda venderle como un triunfo a la opinión pública israelí».
Pero Netanyahu se encuentra bajo fuerte presión del sector ultraderechista de su propio partido, el Likud, del partido ultranacionalista religioso, Habait Haiehudí, y de la lista Israel Beiteinu, que lidera el canciller Avigor Liberman, ambos integrantes de su coalición, para ampliar aún más la ofensiva en el territorio palestino.
«La amenaza para el interior del país que representan los cohetes debe ser eliminada por completo», reclamó el ministro de Transporte, Israel Katz, del Likud, antes de la reunión del Gabinete de Seguridad, el viernes por la tarde.
También políticos del centro, como el ministro de Finanzas, Yair Lapid, del partido Yesh Atid, se manifiestan de manera crecientemente marcial. El jefe militar de Hamás, Mohammed Deif, quien ya declaró en un mensaje de audio la victoria de Hamá, es «hombre muerto», señaló Lapid. «Lo detectaremos y liquidaremos».
Algunos ministros de derecha le reclaman incluso a Netanyahu la reconquista de la Franja de Gaza. Liberman se refirió a una «limpieza minuciosa"» de la franja costera, ya que sostiene que Israel debe asumir allí nuevamente el control total.
El titular de la cartera de Economía, Naftali Bennett, de Habait Haiehudí, afirmó que Hamás debe ser «obligado a ponerse de rodillas».
Sin embargo, el Coordinador de Actividades de Israel en los Territorios, Yoav (Poli) Mordejai apuntó a los grandes riesgos que conlleva una iniciativa semejante.
«Conquistar Gaza no está en la agenda del día», aclaró. De lo contrario, serían de temer «amplias repercusiones diplomáticas, internacionales y financieras».
Mientras, Netanyahu sigue contando con el apoyo de la población pese a la muerte de 63 soldados, un precio muy elevado para Israel.
De acuerdo con un nuevo sondeo de opinión realizado por el Instituto Dahaf para «Yediot Aharonot», el respaldo a la ofensiva aérea alcanza el 98,5%, mientras la operación terrestre es apoyada por el 91,2%.
Una ajustada mayoría del 5% apoya incluso la opción de ir más allá y derrocar a Hamás, mientras el 17% está a favor de una nueva ocupación de la Franja de Gaza por las fuerzas israelíes.
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